Tres maneras creativas de utilizar ChatGPT en clase

Las nuevas herramientas de inteligencia artificial ofrecen a los educadores la posibilidad de ampliar nuestras capacidades, liberándonos de las tareas más aburridas para centrarnos en lo realmente importante

Esteve Almirall

No pasa un solo día sin un nuevo artículo sobre ChatGPT, el nuevo gran modelo de lenguaje de OpenAI que está conquistando el mundo. 

Mientras numerosas voces advierten de los peligros de este nuevo invento o aconsejan cuándo hay que utilizarlo y cuándo no, se están aprobando unas políticas muy drásticas, como la prohibición de los departamentos de Educación de Nueva York, Seattle y otros estados de utilizarlo en las escuelas públicas. 

Y la cosa no acaba aquí: la Conferencia Internacional en Aprendizaje Automático (ICML) también ha prohibido su uso, y no ha sido la única. Sería objeto de otro debate determinar hasta qué punto pueden aprobarse medidas de este tipo, pero lo cierto es que estas prohibiciones muestran que existe una gran preocupación acerca del uso de esta herramienta en la educación y en la ciencia.

Cualquier innovación disruptiva que desafía el statu quo ha generado preocupación

Esto no es nuevo. De hecho, es una característica de cualquier innovación disruptiva que desafía el statu quo. Cuando aparecieron los primeros automóviles, un hombre a pie iba delante de ellos con una bandera roja para alertar al resto de personas de su presencia, lo cual naturalmente limitaba la velocidad de los vehículos.  

La invención del teléfono también suscitó numerosas preocupaciones. El filósofo y ensayista Thomas Carlyle se lamentaba porque podría significar el final del contacto humano directo. John Stuart Mill suscribía totalmente las inquietudes que causaba la sociedad tecnológica que se estaba desarrollando en el siglo xix y expresaba sus temores diciendo que "el éxito en un campo tan abarrotado ya no depende de lo que es una persona, sino de lo que parece".  

En 2008, el periodista Nicholas Carr, ganador del Premio Pulitzer, escribió en The Atlantic un artículo que al parecer se hizo muy popular: "Is Google Making Us Stupid?". Por todo ello, es fácil concluir que lo que ocurre con ChatGPT no es un fenómeno aislado.  

¿Dónde está el valor real? 

Pese a todo, ChatGPT no supone nada nuevo en la educación. Durante décadas, hemos visto cómo evolucionaba el trabajo mecánico hasta convertirse en software. Las operaciones basadas en logaritmos y en algoritmos, que antes se realizaban de forma manual, como las raíces cuadradas, ahora son realizadas por calculadoras.  

Lo que antes era el plato fuerte de Cálculo I, las derivadas, las integrales y las ecuaciones diferenciales, ahora se resuelve elegantemente con aplicaciones como Mathematica, y el álgebra matricial se realiza con Python. Ser el campeón de la multiplicación manual con matriz de puntos ya no tiene ningún valor. Python, Julia y otros programas pueden hacerlo mucho mejor y disfrutar del proceso mucho más que nosotros.  

Resumir el conocimiento existente sobre una materia dejará de tener valor en el futuro

Todos estos avances nos han permitido desplazar el foco de atención de la mecánica de las operaciones y concentrarnos en la visión de conjunto, abordar problemas más sofisticados y lograr un mayor nivel de comprensión y dominio de la materia. 

ChatGPT y sus sucesores ofrecen la promesa de hacer algo similar para el lenguaje. Redactar un ensayo que sea una mera recopilación de datos, resumir el conocimiento existente sobre una materia o describir una teoría dejará de tener valor en el futuro, porque todas estas tareas serán realizadas mejor por dichas herramientas. 

Nuestra habilidad para manipular conceptos y elaborar piezas escritas aumentará

Por tanto, nuestras estrategias educativas tendrán que cambiar y adaptarse a un mundo en que nuestra habilidad para manipular conceptos y elaborar piezas escritas aumentará del mismo modo que nuestras habilidades para manipular ecuaciones, matrices y datos en general han cambiado en las últimas décadas. 

En paralelo a esta disparidad de temores sobre un futuro que avanza tan rápido, algunas voces buscan adaptarse a estas nuevas realidades y alinear la educación superior a ellas. A fin de cuentas, como dijo el Borg, "la resistencia es fútil", y no hay nada más absurdo que luchar contra lo inevitable

Tres maneras de integrar ChatGPT en el aula  

Existen tres maneras creativas de aplicar en clase las posibilidades que ofrecen ChatGPT y otros sistemas similares: 

1. Compararse con la IA 

Un ejercicio que al parecer está resultando muy popular entre quienes utilizan ChatGPT en clase es pedir a los alumnos que redacten un ensayo y, posteriormente, que generen este mismo tipo de ensayo con ChatGPT, y comparen el flujo, la argumentación, la validez y las posibilidades de generalizar los argumentos, así como su punch

¿Por qué es importante todo esto? Porque nos permite trascender lo mecánico y centrarnos en los aspectos esenciales del texto, tanto de la forma como del contenido. Acaso pueda argüirse que eso ya lo podíamos hacer antes —y es cierto—, pero el tiempo es limitado; redactar un ensayo y debatir brevemente sobre él usualmente nos consume todo el espacio de que disponemos.  

Comparar nuestro texto con el que se ha generado automáticamente tiene muchas ventajas, pues nos permite preguntarnos: "¿Qué me falta? ¿Por qué no he adoptado esta perspectiva? ¿Son estos los aspectos más importantes de este problema multifactorial?"  

2. Hallar al intruso  

Otro ejercicio muy popular es repartir entre distintos grupos algunos ensayos que sean una combinación de redacciones humanas y elaboradas por la máquina, y pedir a los grupos que descubran qué ensayos son de producción humana y cuáles han sido elaborados automáticamente

3. Que sea un asistente  

Otra línea de integración es la recolección de datos y su análisis. Pronto estaremos utilizando estas herramientas, integradas en Office y en motores de búsqueda como Google o Bing, como un modo de responder a preguntas concretas y de recoger datos y marcos teóricos de forma sucinta. 

Facilitar la comprensión de las teorías nos permite desplazar nuestra atención pasando de simplemente entenderlas a aplicarlas en la práctica para casos concretos. Este aspecto es más interesante que limitarse a conocer la teoría, porque aquí vemos el dominio del uso del conocimiento, y no el conocimiento per se

Este último escenario probablemente es el más realista, y el que será más habitual cuando se extienda el uso de estas aplicaciones. 

Abrazar las posibilidades 

Al igual que Mathematica o Python nos ahorraron muchas horas de dedicación a resolver algoritmos de forma manual y nos permitieron centrarnos en la resolución creativa de los problemas, estas nuevas herramientas de lenguaje harán lo mismo con respecto a los conceptos y a la argumentación. 

Este nuevo mundo nos reclama desplazar el foco de atención y subir de nuevo el listón de nuestra docencia. Los nuevos estándares no se centrarán en "hacer", sino en hallar con espíritu crítico la mejor elaboración y saber aplicarla con éxito y discutirla críticamente. 

Lo que hoy tenemos ante nosotros es la mejor época de la historia como educadores. Todas estas herramientas nos permitirán ampliar y aumentar nuestras capacidades, liberándonos de las tareas más aburridas para poder centrarnos en lo realmente importante

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