

Cultura del aprendizaje: la clave para mejorar el impacto de las fundaciones
Las fundaciones están replanteando sus fórmulas de seguimiento y evaluación. La vieja rendición de cuentas vertical está dando paso a un enfoque de aprendizaje mutuo junto a los proyectos que financian
El impacto resulta esencial en la labor de las fundaciones; de hecho, es su razón de ser. Pero ¿cómo medir y gestionar este impacto de forma efectiva?
Para abordar esta cuestión tan candente para tantos profesionales del sector europeo de las fundaciones, el Esade Center for Social Impact y BBK lanzaron una comunidad de práctica española y europea sobre medición y gestión del impacto (MGI) en noviembre de 2020, con el fin de compartir conocimientos y profundizar en este tema. Desde entonces, profesionales de 47 fundaciones europeas han compartido experiencias, conocimientos y retos, en un esfuerzo conjunto para mejorar sus prácticas de MGI.
Una de las principales conclusiones hasta ahora es que las fundaciones están pasando de un planteamiento jerárquico de la rendición de cuentas (top-down accountability) a un enfoque de aprendizaje mutuo con las organizaciones que financian y en que participan. Al crear una cultura del aprendizaje, tanto a nivel interno como externo, se utilizan datos para mejorar continuamente los programas y los proyectos, lo cual ayuda a las fundaciones a ser más efectivas y a garantizar una mejor aplicación del capital filantrópico.
La cultura del aprendizaje está caracterizada por una mayor transparencia, la compartición de datos y la colaboración
Optimizar el desempeño del impacto es también una cuestión relevante para el sector corporativo, especialmente con el aumento del reporte del impacto social y medioambiental. Por ello, creemos que compartir la visión del sector de las fundaciones puede ser una fuente de inspiración para quienes abogan por una economía más justa y orientada a un propósito.
Cómo lograr un mayor impacto aprendiendo mejor
Analizando sus prácticas de MGI, las fundaciones han avanzado mucho en la última década. Aunque sus homólogas norteamericanas van más avanzadas, las fundaciones europeas ya se están poniendo a su altura. Están mejorando el impacto, adoptando prácticas de aprendizaje en sus organizaciones, caracterizadas por una mayor transparencia, la compartición de datos y la colaboración.
En este sentido, nos hallamos ante un cambio de paradigma en que las fundaciones están optando por el aprendizaje compartido. “Se están reformulando todos los programas de control y evaluación como una aventura de aprendizaje, colaborando con las organizaciones o con los proyectos financiados, y también con otros actores del sector, con el fin de mejorar la base”, señala Leonora Buckland, autora y gestora del proyecto.
Crear una cultura de aprendizaje
El informe proporciona a las fundaciones 6 consejos básicos sobre cómo crear una cultura de aprendizaje. Las fundaciones europeas pioneras en aprendizaje son la Laudes Foundation, Argidius, la Esmée Fairbairn Foundation, NESsT, la Koning Boudewijnstichting, la Fundación Santa María La Real y la Fondation Daniel et Nina Carasso.
Consejos desde las fundaciones
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Todas ellas destinan una suma significativa de sus presupuestos a generar aprendizaje internamente y en todos los sectores en que operan. “Las fundaciones están descubriendo, cada vez más, que generar aprendizajes en su ecosistema puede ser su ‘superpoder’”, señala el informe.
Los principales consejos se refieren a la importancia de adoptar un enfoque de gestión del impacto estructurado y a largo plazo, que les permita recopilar datos de forma acumulada. La herramienta de la teoría del cambio (TC) es considerada ampliamente como una de las mejores para empezar a describir el impacto y, después, poder medirlo.
La TC puede impulsar con fuerza la toma de decisiones estratégicas, porque permite una mayor claridad y enfoque, y ayuda a aplicar el pensamiento estratégico. Elaborar una TC plantea retos a las fundaciones que trabajan en el cambio sistémico, puesto que se trata de un modelo de una naturaleza más lineal.
Las TC sistémicas se han utilizado de forma pionera en la comunidad de práctica, por ejemplo, por la Laudes Foundation. Otro reto es lograr la máxima participación en el proceso de desarrollo de la TC.
Escuchar a los stakeholders
Durante la pandemia, las organizaciones han corrido el riesgo de quedarse aisladas, en particular las fundaciones, que tienen la reputación de estar encerradas en sí mismas y están sujetas a pocas exigencias de transparencia en muchos países europeos. Sin embargo, muchas fundaciones han empezado a abrirse y a escuchar a sus stakeholders, como parte esencial de su programa de aprendizaje. Por ejemplo, este fue un factor clave a la hora de adoptar un enfoque evaluador en el programa Work4Progress de la Fundació “la Caixa”, que es una de las participantes de la comunidad de práctica.
Este programa busca ofrecer empleos de calidad a mujeres y jóvenes vulnerables de la India, Mozambique y el Perú, y su metodología incluye identificar y atender a sus necesidades y después construir prototipos con diferentes actores del ecosistema, junto con las propias beneficiarias del programa. Es así como las soluciones que presentan mayor potencial de impacto se aceleran.
Marta Solsona, directora del programa Work4Progress de “la Caixa”, señala: “La fase inicial de cualquier planteamiento participativo es un reto, porque necesitas dedicar muchos esfuerzos, tiempo y dinero en reunir a todas las organizaciones para crear una comunidad y trabajar en favor de un objetivo común. Es el aprendizaje basado en la acción (learning by doing).”
Muchas fundaciones a escuchar a sus stakeholders como parte esencial de su programa de aprendizaje
Con el tiempo, este programa ha visto como las relaciones con los stakeholders han pasado de ser transaccionales a ser transformadoras, a medida que la Fundació “la Caixa” ha pasado de ser un organismo financiador a ser un participante, facilitador y conector.
Para mantener el aprendizaje y la escucha, el programa utiliza metodologías muy diversas, como el feedback anónimo constante, paneles de expertos, el aprendizaje entre iguales y la formulación de preguntas abiertas. El programa tiene un coordinador de evaluación independiente en cada uno de los países participantes, que monitorea continuamente los datos recopilados con el fin de detectar problemas y proponer soluciones, de forma coordinada con las organizaciones.
Utilizar los datos para mejorar el desempeño del impacto
Disponer de buenos datos y, en última instancia, de buenas pruebas es esencial para mejorar el desempeño del impacto. Una vez creados la cultura y los sistemas de medición y gestión del impacto, pueden utilizarse los datos y las evidencias para averiguar cómo y en qué medida los programas y los proyectos están siendo efectivos, impulsando la toma de decisiones estratégicas sobre en qué invertir, qué priorizar y cómo ampliar los objetivos de impacto de la fundación.
Disponer de buenos datos es esencial para mejorar el desempeño del impacto
Argidius es el ejemplo de una fundación donde se vive y se respira el concepto de “aprendizaje”, puesto que ha descubierto que aprender le ayuda a aumentar el impacto. Argidius ayuda a personas, familias y comunidades enteras a salir de la pobreza accediendo a un trabajo digno, gratificante y remunerado. Colabora con organizaciones de apoyo a las empresas que ayudan a las pymes a crecer y generar empleo.
Ha priorizado el aprendizaje seleccionando tres indicadores críticos de impacto para las pymes que reciben el apoyo de sus socios, que va controlando periódicamente: el crecimiento de los ingresos, la creación de puestos de trabajo y la inversión obtenida.
Una vez identificados estos indicadores, los va sosteniendo a lo largo del tiempo y va acumulando datos, puesto que considera que se necesitan más de cuatro años para obtener datos creíbles de un proyecto o programa. Desarrollar datos de impacto de calidad es una tarea a largo plazo. Además, publica en su página web las evaluaciones de impacto, en formatos no editados.
Argidius utiliza todos estos datos de impacto para identificar aquellas organizaciones intermediarias cuyo rendimiento es superior o inferior a sus homólogas. Para entender el porqué, lleva a cabo proyectos de investigación más en profundidad. Ha logrado identificar los factores que marcan la diferencia entre un impacto escaso y un impacto elevado, y los ha resumido en cinco características definidas con la sigla SCALE (Seleccionar la empresa adecuada, Cobrar a las empresas para mejorar su desempeño, Abordar los problemas, Liderar con el ejemplo, Evaluar el desempeño de la empresa para aprender).
Una óptica de aprendizaje: el ingrediente mágico
Las fundaciones han descubierto que hacer hincapié en el aprendizaje, más que en la rendición de cuentas, modifica las dinámicas con su personal y con sus socios. Entender el impacto se convierte en un esfuerzo compartido, que está relacionado con una misión conjunta, y deja de ser un deber tedioso que cumplir o un mero instrumento de rendición de cuentas en que los datos producidos nunca se utilizan adecuadamente para informar las decisiones.
En el ámbito del impacto social y medioambiental, en que intervienen actores tan distintos en la generación del cambio –ya sea positivo o negativo–, es crucial adoptar un enfoque abierto a aprender juntos, para alcanzar los retos. Para las fundaciones, transformarse en organizaciones que aprenden es un proceso que no se hace de la noche a la mañana, sino que exige años de intencionalidad, formación y persistencia. Iniciativas como el mapa de ruta de aprendizaje de la gestión del impacto ayudan a comprender mejor este proceso de aprendizaje.


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