

No todos los héroes llevan capa

En un mundo de multiversos y superhéroes, franquicias supertaquilleras y memes en las redes sociales, la palabra “héroe” ha perdido en parte su impacto. El Día de la Asistencia Humanitaria busca reconducir esta “pérdida” y rinde homenaje a los héroes de la vida real que ayudan a salvar y mejorar las vidas de otras personas cada día.
Creado en memoria del bombardeo del Hotel Canal de Bagdad (Iraq) del 19 de agosto de 2003 – una atrocidad en la que murieron 22 personas – la Asamblea General de Naciones Unidas formalizó la fecha para defender a los supervivientes, su bienestar y la dignidad de las personas afectadas por situaciones críticas, así como la seguridad y bienestar de las personas que desempeñan labores humanitarias.
Aquel día de 2003, el jefe humanitario de Naciones Unidas en Iraq, Sergio Vieira de Mello, perdió su vida. De Mello era un diplomático brasileño que dedicó su carrera persiguiendo causas humanitarias por todo el mundo. Persona destacada tanto en su vida como en su muerte – la película Sergio de Netflix cuenta la historia de su vida y de su trabajo -, De Mello era una de las personas dedicadas a la asistencia humanitaria más relevante del mundo.
Además de rendir homenaje a De Mello y a las otras 21 personas que perdieron su vida el 19 de agosto de 2003, el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria homenajea a los héroes de la vida real que no son tan conocidos. Cada día, personas de todo el mundo van a sus trabajos para mejorar la vida de otros. En situaciones de guerra y de desastres naturales, ante regímenes opresores y ante crisis de salud mundiales, hay personas para quienes su trabajo representa un riesgo diario.
Ayuda ante la adversidad
Según los expertos de Humanitarian Outcomes, las operaciones más peligrosas para la ayuda humanitaria son las que tienen lugar en lugares con conflicto armado. En su informe Aid Worker Security de 2021, las organizaciones señalan que la violencia contra los trabajadores humanitarios en 2020 causó 484 víctimas individuales, 117 de las cuales fallecieron, convirtiendo 2020 en el peor año, batiendo el record por segundo año consecutivo.
Pero desarrollar una carrera en el mundo de la ayuda humanitaria no requiere una formación especial ni trasladarse a un país devastado por la guerra necesariamente: los trabajadores humanitarios no son solo las personas que desempeñan su función en primera línea. En la retaguardia hay personas que hacen que la logística funcione de forma fluida, personas que se encargan de que los mensajes esenciales se mantengan en el ojo público y personas que brindan protección legal o conocimientos técnicos.
Muchas personas desarrollan sus carreras humanitarias y ayudan a las personas que más lo necesitan sin dejar su hogar, al igual que las que lo hacen ofreciendo apoyo sobre el terreno.
Un enfoque estratégico
Las ONG globales y otras entidades de caridad son una gran opción para empezar a desarrollar una carrera humanitaria. Como cualquier organización global de grandes dimensiones, la infraestructura necesaria para que las operaciones se desarrollen sin trabas exige que haya especialistas y trabajadores de apoyo alrededor del mundo.
La pandemia nos ha traído una forma de trabajar híbrida y flexible que ha venido para quedarse. Combinado con una aceleración del desarrollo de la Inteligencia Artificial y la colaboración técnica con el objetivo de dar soluciones globales a los problemas humanitarios, las oportunidades de trabajar en remoto se están expandiendo de forma rápida en la mayoría de las profesiones.
Desarrollar y ofrecer ayuda humanitaria requiere un enfoque coordinado y estratégico. Además de los conocimientos más obvios para una carrera humanitaria internacional - tales como política, sociología, derecho internacional o gobernanza internacional - una formación en dirección general y estrategia puede proporcionar una base sólida de conocimientos muy necesarios para trabajar en el sector humanitario al máximo nivel.
Para ocupar un puesto directivo en un entorno tan exigente, muchas organizaciones humanitarias o de caridad buscarán a personas con un Máster o más. Pero hay muchas otras oportunidades para adquirir experiencia y empezar a construir una carrera en el mundo humanitario, mientras colaboras y ayudas a otras personas.
Aprendiendo en el mundo real
Las escuelas y colegios suelen tener sus propias iniciativas de acción social y programas de voluntariado – Esade ofrece oportunidades de voluntariado individual e internacional – y son un buen inicio para la gente joven que desea adquirir experiencia en el mundo de la ayuda humanitaria.
Las universidades y escuelas de posgrado también ofrecen iniciativas de colaboración en proyectos de justicia social que pueden realizarse como parte del grado o el posgrado. Estas iniciativas, que pueden incluir prácticas o proyectos de consultoría, ofrecen a los estudiantes la oportunidad de aplicar los conocimientos que adquieren en clase a problemas de la vida real.
Participar en proyectos de desarrollo nacionales o internacionales crea relaciones de beneficio mutuo: las organizaciones humanitarias y las personas a las que apoyan reciben ayuda experta y supervisada; por otro lado, los estudiantes adquieren una experiencia de gran valor y pueden comprobar en primera persona cómo sus conocimientos tienen un impacto positivo real en la comunidad a la que ayudan.
Proyectos recientes del Servicio Universitario para el Desarrollo (SUD) de Esade incluyen planes empresariales para crear viviendas protegidas para las personas más pobres en Nicaragua, ayuda económica y legal para personas desplazadas y refugiadas en Colombia, y estrategias de marketing para impulsar la economía generada por la venta de cacao y artesanía creada por mujeres indígenas en la región amazónica de Ecuador.
Para aquellos que no están afiliados a una universidad o escuela de posgrado, las Naciones Unidas ofrecen oportunidades de trabajo humanitario para voluntarios en sus propios países, en el extranjero o incluso online. Para asignaciones a largo plazo, la ONU tiene una plataforma llamada Careers en la que publica todas sus oportunidades de colaboración, desde prácticas hasta puestos de trabajo a tiempo parcial o completo.
Manos que ayudan
Según el Global Humanitarian Overview 2022 de la ONU, 274 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria y protección solo en este año, lo que supone un incremento de casi 40 millones con respecto al año anterior.
Las Naciones Unidas y organizaciones colaboradoras aspiran a asistir a 183 millones de personas con mayor necesidad en 63 países, con un coste de 41.000 millones de dólares.
Esta ayuda no puede hacerse posible sin trabajadores y voluntarios. Ya sea dedicando unas horas a la semana a recaudar fondos desde casa, tomándose un año sabático para dar apoyo a proyectos en el extranjero o desarrollando estrategias que tengan un impacto directo en comunidades locales, los futuros líderes con conocimientos en management y negocio tienen mucho que ofrecer.

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