Implicarse en los órganos de gobierno de las entidades sociales: una experiencia al servicio de la sociedad

Eva Vila Massanas

Creo firmemente que todxs lxs que hemos tenido el privilegio de poder formarnos y tenemos un trabajo digno tenemos la obligación de comprometernos socialmente y de devolverlo a la sociedad en que vivimos. Yo, personalmente, desde mi etapa universitaria, he colaborado con ONG como voluntaria, siempre en el ámbito de la infancia y de la mujer.

Y el año pasado, justo antes del inicio de la pandemia, me planteé si, con ya más de 25 años de experiencia profesional, mi contribución en el ámbito social era la adecuada y, sobre todo, cómo podía mejorarla. Desgraciadamente, a raíz de la COVID-19, la situación ya compleja para la mayoría de las ONG en España se volvió más complicada, si cabe. Aumentaron las desigualdades y el número de personas beneficiarias, al tiempo que disminuían los recursos, aunque las muestras de solidaridad que vivimos fueron también apabullantes.

También me planteé si mi experiencia profesional, limitada al mundo corporativo, podía aportar algo o, por el contrario, como sostienen algunas voces críticas, si lxs directivxs empresariales con amplia experiencia en gestión somos pésimxs candidatxs para los patronatos y las juntas directivas, al tratarse de organizaciones mucho más complejas y que no se rigen por los mismos principios.

En el 33 % de las fundaciones hay más de 15 personas en el patronato, lo cual añade más complejidad al proceso de toma de decisiones y de gobernanza de este órgano

Al limitarse mi experiencia del tercer sector al voluntariado, decidí que, antes de tomar una decisión, debería formarme. Para una persona como yo, racional, gestora y ejecutiva, que siempre ha trabajado en el entorno empresarial privado, era muy importante entender cuál podía ser mi aportación y cómo debía ser, y mejorar mi comprensión profesional de un entorno con el cual no estaba suficientemente familiarizada. Por este motivo, decidí participar en el Foro de Gobernanza de entidades sociales de Esade alumni, que cubría tres aspectos que para mí son esenciales:

  • Entender el papel y la responsabilidad de los órganos de gobierno de las entidades sociales, que no son los mismos que en una empresa privada. Y poder debatir sobre las diferencias entre el mundo empresarial y el tercer sector, y tomar conciencia de la importancia del proceso de aproximación verbal e intencional de este tipo de órganos de gobierno.
  • Conocer las políticas de buen gobierno de una ONG, la estructura de sus órganos de gobierno, el patronato, la dirección, el consejo asesor, así como sus obligaciones y responsabilidades.
  • Y repasar los elementos de los principales procesos de la organización: la misión, la visión y los valores, el plan estratégico, el presupuesto, los estados financieros y la financiación, la marca, la reputación y la comunicación de las fundaciones con la sociedad, el seguimiento y la evaluación del impacto social.

Mientras realizaba la formación, como persona racional que soy estuve investigando qué asociaciones estaban implicadas en las causas sociales que yo estaba ya apoyando y que se hallaban en un proceso de redefinición de su estrategia y podían necesitar a una persona como yo para que colaborase con ellas.

Tuve la enorme fortuna de conocer la Fundació Ared, que lleva a cabo desde hace ya más de 25 años una magnífica labor de formación e inserción social de personas en riesgo de exclusión, principalmente mujeres que provienen de centros penitenciarios. En la Fundació Ared, apostamos por la formación, el trabajo y la producción como herramientas de desarrollo personal y social. Os invito a conocerla y a colaborar en ella.

Tenemos un taller de costura en que podemos producir vuestros uniformes, máscaras, bolsas de deporte…; un obrador en que elaboramos las neules más buenas del mundo, y también preparamos el catering para celebraciones privadas o para vuestras oficinas y para eventos (que desgraciadamente han disminuido con la COVID-19). Hay muchas formas de colaborar y seguro que encontráis la vuestra. Cada aportación, cada compra, ayuda a que una persona tenga un trabajo digno y pueda beneficiarse de las oportunidades que muchxs de nosotrxs hemos tenido, porque hemos sido más afortunadxs.

Cuando hablamos de patronatos, si me permitís la exageración, algunxs piensan en un grupo de personas jubiladas con inquietudes sociales, pero no siempre implicadas en la gobernanza de su fundación

Volviendo a mi relato, la Fundació Ared estaba iniciando en aquel momento un plan estratégico, al cual pude unirme. Y conocí al patronato y al equipo directivo más generosos que pudiese encontrar. Inicié mi colaboración, que fue un aprendizaje muy interesante, mientras intentaba contribuir. Y, efectivamente, no pude trasladar mi experiencia de gestión empresarial directamente al tercer sector, ni su tempo. Por ejemplo, aquí las decisiones son mucho más consensuadas, porque has de pensar cómo afectará cada una de ellas a sus beneficiarixs y a la misión fundacional. Este proceso me permitió involucrarme en un proyecto magnífico y conocer a un patronato diverso y sumamente inclusivo. Y después de finalizar el plan, me invitaron a unirme como patrona. De este modo, pudimos conocernos mutuamente antes de precipitarnos a tomar una decisión, lo cual, como todxs sabemos, no es aconsejable en ninguna relación.

No sé si sabéis que, según el Instituto de Análisis Estratégico de Fundaciones, en España existen más de 36.000 patronxs activxs. Además, en el 33 % de las fundaciones, hay más de 15 personas en el patronato, lo cual añade más complejidad al proceso de toma de decisiones y de gobernanza de este órgano, como se ha demostrado.

Cuando hablamos de patronatos, si me permitís la exageración, algunxs piensan en un grupo de personas jubiladas con inquietudes sociales, pero no siempre implicadas en la gobernanza de su fundación. A veces, incluso –y disculpadme, porque en mucho casos no es así– están muy alejadas de la realidad de la fundación y de los problemas para poder gestionar recursos, o para encontrarlos, y de lxs benefiarixs, que siguen aumentando y quieren ayudar, pero no siempre pueden… Además, sus horarios nunca son flexibles, o bien lo son tanto que no dejan espacio para la vida personal.

Es necesario que los órganos de gobernanza de las fundaciones sean aún más diversos

Obviamente, esta no es mi experiencia, sino todo lo contrario. Por este motivo, estoy intentando “convenceros” de que valoréis si podéis y queréis contribuir al tercer sector desde un órgano de gobernanza.

Este es un momento de redefinición de nuestra sociedad, de nuestras empresas y también del tercer sector. No solo van a cambiar las fuentes de financiación, como os podéis imaginar, sino que va a ser necesario redefinir las estrategias para poder ayudar más que nunca a crear una sociedad más justa e igualitaria. Para ello, también es necesario que estos órganos de gobernanza sean aún más diversos. Y que puedan incorporar a personas que no solo tengan el afán de contribuir, sino con las capacidades, los conocimientos, la red de contactos y los medios necesarios para ello. Se necesitan patronxs que sean, ante todo, personas íntegras, alineadas con el fin fundacional y que puedan realizar aportaciones en los ámbitos más relevantes en este momento en cada una de ellas, ya sea la transformación digital, la comunicación, la creación de alianzas público-privadas (un tema que merecería otro artículo, porque es crucial) o la innovación social.

De este modo, crearemos entre todxs unas organizaciones más sólidas, transparentes y bien gobernadas, que refuercen su objetivo fundacional. Y, en consecuencia, podremos vivir en un mundo más justo e igualitario.

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