

Sentido del trabajo: ¿oportunidad de autorrealización o tortura?

La palabra trabajo proviene del latín. Trepalium era un instrumento de tortura en la época romana. En inglés, ‘work’ viene del gótico ‘wrikan’, que implica persecución.
Una visión negativa y de sufrimiento sin posibilidad de cambio, un poso que acumula miles de años. Un estatus quo que ha explotado súbitamente con el fenómeno de ‘La Gran Renuncia’. Un importante movimiento social, una revolución laboral que está poniendo a prueba los cimientos de muchas compañías y sectores. Casi 50 millones de trabajadores en USA dejaron sus trabajos en 2021 y el fenómeno se va extendiendo progresivamente a otros países.
Es bien sabido que la pandemia ha sido un shock para nuestros valores y nos ha ayudado a reevaluar nuestras prioridades. En este contexto tan extremo muchas personas se han cansado de tantos entornos tóxicos: trabajos sin propósito, malos jefes, retribución escasa, falta de opciones de conciliación…
Razones muy diversas pero que marcan una clara tendencia: personas que ya no se conforman con trabajar para poder sobrevivir y que quieren autorrealizarse en el trabajo, disfrutar o tener flexibilidad horaria.
“Págame bien, ayúdame a seguir aprendiendo, trátame bien, valora mis ideas independientemente de mi cargo, ayúdame a aflorar mis fortalezas y pasiones…”.
Necesidades y peticiones muy razonables de millones de hombres y mujeres. Requisitos de un nuevo employer branding para las empresas que quieran seguir siendo competitivas y atractivas para un talento que considera su tiempo un recurso cada vez más valioso.
Un reenfoque donde el bienestar y la flexibilidad se convierten en estratégicas. Como muestra, muchos empleados tecnológicos en USA prefieren 100% teletrabajo a un aumento de 30.000 $ según una reciente encuesta.
Son señales de que ya han empezado cambios muy profundos en el mercado laboral y que han venido para quedarse. Hoy el talento quiere jugar a ganar, marcar la diferencia, dejar huella, convertir el mundo laboral en algo mucho más noble.
Aprovechemos este cisne negro para reinventar profundamente nuestras formas de trabajo, para acelerar cambios de mentalidad, para aumentar la delegación y reinventar el liderazgo de equipos remotos. Para apostar por más confianza y delegación y modular el micromanagement y el excesivo control. Para mejorar el contexto donde el talento pueda lograr su mejor versión. Para poner en práctica la filosofía que practicó con tanto éxito Johan Cruyff: “salid y disfrutad”.
Un entorno profesional con menos jerarquía y en el que todos seamos líderes. Organizaciones donde impere la seguridad psicológica frente al miedo. Profesionales donde impere la madurez y autorresponsabilidad, con un buen equilibrio entre derechos y obligaciones laborales.
Avanzaremos así hacia organizaciones más sabias y sostenibles ya que sabrán combinar mejor los resultados financieros con el imprescindible bienestar de sus personas.

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