“Europa tiene la oportunidad de hacer frente a sus responsabilidades, que van a ser, en parte, militares”

“Europa tiene la oportunidad de hacer frente a sus responsab...

EsadeGeo

Escucha este podcast en Spotify | Apple Podcasts | Google Podcasts

Las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea están castigando la economía rusa. Sin embargo, las líneas rojas de algunos países europeos altamente dependientes del gas ruso limitan la presión que se está ejerciendo sobre el régimen liderado por Vladimir Putin. ¿Qué alternativas hay a corto plazo para reducir la dependencia del gas ruso? ¿Cómo está cambiando la guerra la defensa y la seguridad europea? ¿Estamos viendo el nacimiento de una Europa geopolítica?

En esta nueva edición del podcast EsadeGeo Exchange, Patrizia Cogo, ayudante de investigación de EsadeGeo, entrevista a Ángel Saz Carranza, director de EsadeGeo y profesor del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade sobre los últimos acontecimientos relacionados con la invasión rusa de Ucrania y el impacto que este conflicto tiene en múltiples áreas para la Unión Europea.

Patrizia Cogo: Hola a todos. Bienvenidos a un nuevo podcast de la serie “EsadeGeo Exchange” en DoBetter, la plataforma de contenidos de Esade. Mi nombre es Patrizia Cogo y soy ayudante de investigación de EsadeGeo.

Hoy vamos a reflexionar sobre los últimos acontecimientos relacionados con la invasión rusa de Ucrania y el impacto que este conflicto tiene en múltiples áreas para la Unión Europea: desde la energía hasta la defensa y la seguridad del continente.

En esta ocasión, contamos con Ángel Saz Carranza, director de EsadeGeo y profesor del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade. Ángel es también profesor visitante de la McDonough School of Business de la Universidad de Georgetown y realizó su tesis doctoral en la Wagner Graduate School of Public Service de la Universidad de Nueva York. Ángel, es un placer tenerte aquí. Empezamos.

Patrizia Cogo: La Unión Europea y los Estados Unidos han respondido a la invasión rusa de Ucrania con un importante paquete de sanciones. ¿En qué se diferencian estas sanciones de las que se habían impuesto anteriormente en el caso de Irán durante el período del preacuerdo nuclear?

Ángel Saz: Creo que hay dos grandes diferencias con estas sanciones que se acaban de imponer –y que se están incrementando– sobre Rusia, con respecto a las anteriores. Una es su magnitud: creo que estamos ante el paquete de sanciones más grande de la historia, tanto en número como en magnitud de los efectos económicos y de los activos sancionados ahora mismo. Para que nos hagamos una idea, y comparar estas sanciones con las que se impusieron a Irán, el Banco Central ruso –el cual es sujeto a unas sanciones ahora mismo de no poder operar en los mercados de capitales y monetarios internacionales– es cinco veces superior al PIB de todo Irán. Vemos, pues, que ahora la magnitud es muy superior. Rusia es un país mucho más grande y, además, se está cubriendo mucho territorio económico.

La segunda diferencia importante con el caso de Irán es que no se está haciendo dentro del marco de la ONU, porque Rusia, que es el sujeto de estas sanciones, está en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, por tanto, tiene capacidad de veto. Creo que estos son los dos grandes elementos diferenciadores. Con respecto a este último, que quizá podría parecer puramente formal, es relevante porque, al no haber canalizado las sanciones a Rusia a través de la ONU, hay muchas limitaciones a la hora de intentar hacer que todos los países las respeten, es decir, es mucho más difícil –por no decir casi imposible– que, por ejemplo, China, la India u otros países se alineen e implementan estas sanciones, que, por ahora, son básicamente americanas y europeas.

Patrizia Cogo: La energía está en el centro del debate, especialmente en Europa. ¿Cuán dependiente es la Unión Europea del gas ruso a día de hoy?

Ángel Saz: La Unión Europea depende mucho del gas ruso. Concretamente, el 40% del gas europeo viene de Rusia y este supone el 10% de la energía primaria. Además, dentro de la UE hay países que manejan cifras superiores. Un ejemplo es Alemania, donde el 60% del gas consumido viene de Rusia por lo cual tiene una dependencia enorme de este país. Ello explica por qué hasta ahora el gas no se ha tocado en el paquete de sanciones. Incluso las transacciones financieras relativas al gas y a las importaciones de gas ruso están exentas de sanciones.

Por tanto, la UE es muy dependiente y, además, esta dependencia ha ido creciendo con el tiempo. En los últimos años, a pesar de que la UE –sobre todo, la Comisión– ha intentado reducir por muchas vías esta dependencia, las respuestas estratégicas y tácticas por parte de Gazprom y de Rusia han sido muy eficaces y han conseguido incluso aumentar su poder de mercado en Europa.

Patrizia Cogo: En este contexto, ¿qué alternativas hay a corto plazo para reducir la dependencia del gas ruso? ¿Qué efectos inmediatos tendría un corte de suministro por parte de Rusia?

Ángel Saz: No estamos viendo un corte de suministro por parte de Rusia en parte porque Moscú no tiene capacidad de exportar a Asia el gas que envía a Europa, por un tema de infraestructuras: Gazprom exporta por tubo, es decir, a través de gaseoductos, y, por tanto, todas sus infraestructuras van hacia Europa.

Solo el 3% que podría destinarse a China, por ejemplo, y las infraestructuras todavía no están totalmente operativas. Rusia tiene una cierta capacidad de exportar gas natural licuado en barco, pero en cualquier caso se trata de cantidades muy bajas. Por ello, no es probable que Rusia corte el suministro de gas, porque ahora mismo es una de sus escasas fuentes de ingresos.

En cualquier caso, si esto fuera a pasar, o si Europa decide cortar el suministro de las importaciones de Rusia –que yo creo que eso es más probable, a medida que la crisis se vaya recrudeciendo y veamos sus costes humanos–, cada vez será más difícil seguir financiando a Rusia a través de estas importaciones.

Si esto sucediera, tenemos reservas para 3 o 4 meses en Europa. Podríamos incrementar un poco las importaciones de Noruega o Argelia, y ligeramente las importaciones de gas natural licuado y otras fuentes energéticas, como las renovables, aunque seguramente habría que quemar más carbón a corto plazo. Pero todo ello no nos permitiría suplir la carencia del gas ruso y solo podríamos cubrir básicamente la mitad de la demanda de energía que tenemos.

¿Qué habría que hacer? Pues habría que empezar a aplicar mecanismos o respuestas a nivel de demanda, es decir, reducir el consumo. Tendríamos que introducir planes de reducción de la demanda, seguramente paralizando algunas industrias temporalmente y reduciendo el consumo energético doméstico, entre otras medidas. Creo que sería una situación realmente dura, pero quizá inevitable si el conflicto se recrudece.

Patrizia Cogo: Por tanto, ¿la situación es simétrica? ¿Hasta qué punto Rusia depende del mercado europeo para mantener su economía?

Ángel Saz: Ahora mismo, las entradas de capital que tiene Rusia son a través del gas o, al menos, una parte importante de ellas es la venta de gas a la UE. Su infraestructura de gas está orientada al oeste, hacia Europa, y ello explica por qué por el momento no ha cortado el suministro.

Por tanto, si acaso la situación no es simétrica, sí es bastante interdependiente, teniendo en cuenta que la venta de hidrocarburos y de recursos naturales supone la mitad del presupuesto público de Rusia.

Patrizia Cogo: La invasión rusa de Ucrania ha cambiado la política de defensa y de seguridad europea. Por un lado, el canciller alemán Olaf Scholz anunció a finales de febrero un aumento del gasto militar del país a más del 2% de su PIB y un fondo de 100.000 millones de euros, entre otras medidas, que marcan un antes y un después en la política de defensa alemana. Por otro lado, la UE en conjunto rompe nuevamente tabúes al destinar 500 millones de euros en armamento y ayuda al ejército ucraniano a través del instrumento European Peace Facility. En palabras de Ursula von der Leyen, “por primera vez, la UE financiará la compra y entrega de armas y otros equipos a un país que ha sido atacado”. ¿Qué piensa de todos estos cambios en el ámbito de la defensa y la seguridad europea? ¿Estamos viendo el nacimiento de una Europa geopolítica?

Ángel Saz: Sí, creo que, por desgracia, Europa tiene ahora mismo una oportunidad para avanzar en su política de defensa. Hay otro elemento que no has mencionado y que merece también la atención, que es el fortalecimiento de la OTAN, después de unos años en que había mucha desconfianza con Trump. Por tanto, en esta crisis, estamos viendo que la OTAN vuelve a ser muy relevante, que Alemania da un giro de 180 grados a su política de defensa y parece que empieza a asumir su responsabilidad militar y de seguridad nacional, europea e incluso global, y también que la UE, por primera vez, se involucra y presta directamente asistencia militar a un país aliado. Estos tres elementos son desarrollos fascinantes que se han producido realmente en muy poco plazo. En apenas un mes, hemos visto un vuelco de la situación en el ámbito europeo de la defensa y la seguridad.

Patrizia Cogo: ¿Estos compromisos en materia de defensa y de seguridad europea se mantendrán en el tiempo? ¿Se extenderán?

Ángel Saz: Creo que hay dos temas importantes que merece la pena seguir para ver cómo evolucionan y se consolidan. El primero es ver cómo Alemania desarrolla este despliegue y este crecimiento en sus capacidades militares. Aquí creo que Berlín tiene dos opciones: una es crecer como cualquier otro país y crear su propio ejército nacional; otra, en cambio, implica aprovechar esta coyuntura para hacer crecer su política de defensa dentro de un esquema europeizado y, por tanto, que ayude a crear este sistema de defensa y de seguridad dentro de la UE, complementario al de la OTAN.

El segundo tiene que ver con cómo los franceses tratan de concretar su idea de una Europa más potente y autónoma en temas de seguridad y de defensa, es decir, ver si finalmente se concreta más cómo una Europa que sigue a Francia –yo creo que eso sería negativo y seguramente no acabaría de cuadrar– o si, por el contrario, apuesta por un sistema propiamente europeo de defensa y de seguridad –donde obviamente Francia tendrá un papel muy relevante, al ser la potencia militar actual de Europa. En definitiva, creo que estamos ante una oportunidad para Europa de hacer frente a sus responsabilidades, que van a ser –y tendrán que ser, en parte– militares.

Patrizia Cogo: La reacción de China ante la invasión rusa de Ucrania está generando mucho debate, debido a la estrecha relación que mantienen Pekín y Moscú. Europa se está movilizando para presionar a China para que ejerza su influencia sobre Rusia y detener la violencia. En este contexto, ¿China está interesada en ser la bisagra que medie en este conflicto? ¿Qué intereses tiene China en relación con lo que está pasando en Ucrania?

Ángel Saz: Creo que esta crisis puede ser una oportunidad también para reconducir la relación entre China y los Estados Unidos, entre China y Occidente. Y creo que, a pesar de la retórica de fidelidad a su aliado ruso, a Pekín no le interesa en absoluto esta crisis. China tiene muchos retos por delante este mismo año y en los siguientes seguirá transformando su economía –para pasar de una economía de exportación a una economía más de consumo interno–, y eso va a tener muchos costes y muchas externalidades.

Por otro lado, el presidente Xi Jinping se enfrenta a un reto importante: consolidar su liderazgo de manera casi indefinida, si logra ser nombrado de nuevo presidente del país. Por tanto, creo que a China no le interesa ahora mismo tener un problema económico en su entorno. China puede jugar un papel y pienso que lo hará en cuanto tenga la oportunidad de intentar reconducir la situación. En cualquier caso, actuará de manera muy discreta, debido a las distintas coyunturas en que se encuentra: está en medio de una confrontación muy fuerte con los Estados Unidos y no puede permitirse mostrar una cierta debilidad o sumisión a los Estados Unidos en este conflicto.

Todo el contenido está disponible bajo la licencia Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.