

"Cuanto más alta es la condición social, educativa, económica o profesional de las víctimas, más invisibles son"

La Fundación Ana Bella es una fundación benéfica registrada en España en 2006 cuya misión es cocrear una sociedad en igualdad, libre de la violencia hacia las mujeres. En el marco de la Semana de la Sostenibilidad de Esade, su fundadora, Ana Bella, ofreció una charla a los estudiantes de Esade para sensibilizarlos acerca de la violencia hacia las mujeres y promover la igualdad. Entrevistamos a Ana Bella para conocer mejor cómo avanza la fundación hacia sus objetivos.
¿Cómo surgió la fundación?
Mi marido decía que me pegaba porque me quería. Durante once años, nadie me ayudó, nadie se dio cuenta de que él me maltrataba, ni siquiera yo misma. Recuerdo que veía noticias de mujeres asesinadas y me preguntaba por qué no habían dejado al maltratador antes de que las matase, sin darme cuenta de que yo también era una víctima. En 2022, al salir de la casa de acogida, conté mi historia de superación en televisión, a cara descubierta, para animar a otras mujeres a romper el silencio. Quería decirles que existe una alternativa a ser asesinada, que es ser feliz.
¿Cómo dejasteis de ser una red de ayuda y os convertisteis en una institución con alcance global?
El día en que aparecí en la tele, más de mil mujeres pidieron ayuda. La primera que ayudé se quedó en mi casa; luego, ella ayudó a otras, y así es como en 2006 creamos la Fundación Ana Bella. Somos una red de mujeres supervivientes, que hemos sido capaces de transformar nuestro sufrimiento en experiencia y empatía para ayudar como amigas a 42.000 mujeres maltratadas en España. Les ayudamos a romper el silencio, a empoderarse con un trabajo digno y a volver a ser felices. Ya somos 27.000 las mujeres que actuamos como agentes del cambio en 82 países.
¿Cómo funciona la cocreación en el contexto de la lucha contra la violencia de género?
Nosotras no luchamos, sino que trabajamos por una sociedad en igualdad, involucrando a empresas, medios de comunicación y comunidades educativas como agentes del cambio. Cocreamos soluciones sociales ante necesidades de negocio que provocan cambios sistémicos a favor de la igualdad. Abrimos canales de inserción laboral donde las mujeres están menos representadas o donde nunca accedían mujeres supervivientes de la violencia de género. Por ejemplo: la primera camionera que baja a una mina andaluza, mujeres programadoras, la primera mujer autoventa de Bimbo, embajadoras de la marca que incrementan las ventas en empresas como Danone, Ferrero, Pepsi, Chanel, etc. También hacemos llamadas a la acción para que toda la cadena de valor de las empresas se implique como agente del cambio, como los “Céntimos solidarios” de Eroski. Además, formamos a las plantillas en prevención de la violencia de género y logramos que actúen como agentes del cambio, detectando y apoyando a compañeras que están siendo maltratadas por sus parejas, o activando protocolos de actuación que van más allá de lo que la ley obliga. Por ejemplo, el protocolo de IKEA, que incluye 27 medidas que complementan las obligatorias. Cocreando con las empresas, estamos acelerando los cambios sociales y logrando que el lugar de trabajo sea un espacio seguro donde las mujeres rompamos el silencio.
¿Cómo ves el papel de la educación como agente del cambio frente a la violencia de género?
Saqué diez matrículas de honor en mis estudios, aprendí cómo resolver integrales dobles a mano y me sabía el padrenuestro en griego, pero nunca me educaron para amarme a mí misma. Si enseñamos valores además de conceptos, tendremos generaciones más felices que mantendrán unas relaciones sanas. Educándoles desde el emprendimiento social, saldrán al mundo profesional como agentes del cambio.
¿En qué consiste vuestro proyecto de colaboración con entidades educativas?
Realizamos procesos de cocreación para que toda la comunidad educativa se convierta en agente del cambio con diferentes acciones. Impulsamos la creación de grupos de apoyo formados por alumnas e impartimos los talleres cocreados con YSL “El abuso no es amor”. Solo una de cada tres jóvenes detecta que su relación es abusiva. Cuando yo no me daba cuenta de que estaba siendo maltratada por mi pareja, ¿quiénes podían haberme ayudado? Pues mis compañeros y compañeras que pasaban conmigo ocho horas al día. Con el testimonio de jóvenes supervivientes, y a través de ejemplos de superación, enseñamos qué es la violencia de género, cómo se ejerce, cuáles son las señales de alarma que permiten detectarla en una misma o en una compañera y cómo ayudar a romper el silencio. Tras la formación, el 10% de las alumnas piden ayuda para ellas o para una compañera. Estas formaciones son una llamada a la acción para que empiecen a actuar como agentes del cambio frente a la violencia de género.
Por vuestra experiencia, ¿cuán importante es concienciar a los jóvenes en un centro universitario como Esade?
Las mujeres sin estudios tardan ocho años en pedir ayuda, mientras que las mujeres profesionales o con un doctorado tardan casi trece. Por ello, es crucial actuar en espacios educativos como Esade. Cuanto más alta es la condición social, educativa, económica o profesional de las víctimas, más invisibles son, porque la sociedad, en vez de recriminar la conducta de los maltratadores, cuestiona la profesionalidad de las víctimas: Tú que eres estudiante de Esade, abogada, jueza, médica, alcaldesa, presidenta… ¿cómo no te has dado cuenta de que te maltrataba tu pareja? ¿Cómo has dejado que te maltrate?”
¿Con qué otro tipo de instituciones colaboráis?
Desde la Fundación Ana Bella, aportamos soluciones eficaces implicando a mujeres supervivientes, a los medios de comunicación, a la comunidad educativa, a las Administraciones Públicas, a entidades sociales y empresas para que actúen frente a la violencia de género. Desde que fui elegida Emprendedora Social de Ashoka en 2010, nos hemos convertido en un referente mundial en procesos de cocreación que generan cambios sistémicos. Hemos recibido reconocimientos como el Premio al Mejor Proyecto Europeo de Co-Creación con Impacto Social y Económico dentro de la Empresa (Suiza, 2014) o el Premio a la Innovación Social que otorga la Fundación “la Caixa” (Barcelona, 2018).
¿Cómo combináis la divulgación con la sensibilización en vuestros talleres?
Nos basamos en los testimonios positivos de mujeres supervivientes para tener presencia en todos los medios de comunicación y para que la sociedad entienda que nosotras no somos el problema, sino parte de la solución. Queremos dejar claro que las mujeres no somos asesinadas por la violencia de género, sino por hombres que la ejercen. Hay que poner el foco en los maltratadores y no en las víctimas. Y hay que lograr que las empresas entiendan que, si hemos superado el maltrato, no somos víctimas sino supervivientes, somos mujeres muy fuertes, acostumbradas a trabajar bajo presión, que nos reponemos rápidamente a los fracasos, capaces de tolerar la frustración; no nos rendimos ante los fracasos; somos, en realidad, mujeres de éxito y perseverantes, porque queremos que nuestro matrimonio funcione, y nos reinventamos cada día para salir adelante. Estas herramientas, que nos han permitido resistir y superar los abusos, aplicadas al mundo laboral nos convierten en unas trabajadoras eficaces, capaces de contribuir al desarrollo económico y social de las empresas.
¿Y cómo enfocáis la colaboración a largo plazo con las instituciones académicas para que sea más sostenida en el tiempo?
A través de un proceso de cocreación con las instituciones en el cual puede participar toda la cadena de valor de la comunidad educativa. Por ejemplo, en el Instituto Alba Plata de Fuente de Cantos (Badajoz), se ha creado la Comisión Atenea. El alumnado se ha organizado para formar a todo el centro, incluso al profesorado, al personal, a los miembros de las AMPA y a la sociedad civil de la localidad. Han creado un grupo de apoyo a jóvenes que se ha extendido más allá del horario lectivo y se ha replicado en otros centros extremeños, bajo la denominación de Red Minerva. Este proyecto ha recibido el Premio Aprendizaje Servicio a la Equidad de Género, que patrocinamos la Fundación Ana Bella y la empresa Mullor.

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