Las criptomonedas, ¿una salida de emergencia para los oligarcas rusos?

Equipo Do Better

Se han cumplido dos meses y medio del inicio de la guerra en Ucrania, un país que el Kremlin considera parte de su esfera de influencia y que atacó a finales de febrero con el argumento de “desnazificarlo”. A la fuerte resistencia del ejército de Ucrania, equipado en parte con armamento enviado por los países de la OTAN, se le sumó, casi de inmediato, la reacción de la mayoría de los países occidentales, que se concretó en un primer gran paquete de sanciones a la economía rusa.

Aunque a día de hoy se siguen barajando más sanciones orientadas al sector energético para reducir el flujo de ingresos que Rusia recibe por la venta de combustibles fósiles, el objetivo de las primeras sanciones como respuesta a la invasión rusa era y sigue siendo aislar su sistema financiero, con medidas como la exclusión de los bancos rusos del sistema SWIFT, la congelación de las reservas en dólares depositadas en el extranjero o, ya en la esfera privada, la salida de empresas como VISA o MasterCard del mercado ruso.

Uno de los grandes objetivos de estas medidas eran los oligarcas rusos, con la intención de que el perjuicio que les causaran las sanciones les llevara a presionar al presidente ruso, Vladímir Putin, para que pusiera fin a la guerra. En cuestión de días, las principales fortunas de Rusia vieron que todos los activos que tenían en la mayoría de los países occidentales eran congelados, incluidas las cuentas bancarias, pero también sus propiedades inmobiliarias o sus yates de veraneo en las costas del Mediterráneo.

Los criptoactivos, según dónde se encuentren, pueden ser congelables o no

Con el sistema bancario controlado por las sanciones, surge la duda de si estos oligarcas tienen alternativas para esquivar las sanciones y seguir disponiendo de su fortuna. Y, entre estas alternativas, destaca uno de los activos que más ha dado que hablar en el sector financiero en los últimos años: las criptomonedas.

“Los criptoactivos, según dónde se encuentren, pueden ser congelables o no. Si están en manos de los oligarcas, no pueden ser embargables; es como tener lingotes de oro enterrados en el jardín de casa. Si están en una casa de cambio, sin embargo, las autoridades sí pueden ir a este exchange –que es como se denominan las casas de cambio en el mundo de las criptomonedas– y embargarlos”, apunta Eloi Noya, profesor del programa online Innovación en Finanzas: Fintech y Blockchain.

Las casas de cambio más populares en Occidente, como Binance o Coinbase, ya han anunciado que han bloqueado las cuentas asociadas a clientes a quienes se apliquen las sanciones, pero todo lo que esté guardado en carteras de criptomonedas particulares está fuera del alcance de las autoridades.

Las transacciones podrían realizarse fuera de los circuitos habituales, pero en cualquier caso se verían reflejadas en el precio de estos activos

¿Significa esto que los oligarcas rusos pueden seguir moviendo esos activos libremente? Hasta cierto punto. “Si ellos ya tenían riqueza en criptomonedas fuera del circuito de las casas de cambio, pueden hacerlas circular si encuentran quien las acepte. Pero ahora es muy complicado. Puedes convertir mil o cinco mil euros en criptomonedas de forma discreta, pero convertir millones es imposible: necesitas los bancos”, apunta Xavier Pérez Corominas, profesor de la asignatura Blockchain, NFT y Metaverso.

Empresas como Chainalysis detectaron picos de cambio de rublos a criptomonedas la semana previa a la invasión, que llegaron a superar los 70 millones de rublos –cerca de 800.000 euros, al cambio de ese día–, convertidos a criptomonedas el 24 de febrero. Aunque la cifra multiplica por cuatro el nivel de cambio de los primeros días de febrero, el volumen total no hace pensar que se haya utilizado esta vía como una vía de escape para sacar rublos del país esquivando las sanciones.

En paralelo, Noya y Pérez Corominas apuntan que estas transacciones podrían realizarse fuera de los circuitos habituales, pero en cualquier caso se verían reflejadas en el precio de estos activos. “No hemos visto una subida del precio del bitcoin u otras criptomonedas, sino al contrario”, apunta Noya.

Fuga de activos a través de terceros países

La tendencia que sí se han detectado en las últimas semanas es la venta masiva de criptoactivos, especialmente depositados en Suiza, para trasladarlos a países más “seguros” frente a las sanciones occidentales. Un informe citado por Reuters a finales de marzo detectaba movimientos de este tipo, especialmente dirigidos hacia los Emiratos Árabes Unidos, un país que ha adoptado una posición de neutralidad frente al conflicto. Según Reuters, algunas empresas de Dubái han recibido peticiones por valor de miles de millones de dólares para convertir criptoactivos en activos inmobiliarios o trasladarlos a un refugio seguro.

La colaboración de un país –y de sus bancos– que no aplique las sanciones impuestas por Occidente es esencial, según los profesores Noya y Pérez Corominas. “Si tienes un activo en criptomonedas que no ha sido bloqueado, la única forma de convertirlo en efectivo es tener un país que te lo convierta a nombre de otra persona que actúa de testaferro. Las autoridades del país saben de dónde vienen las criptomonedas, pero permiten su circulación”, apunta Pérez Corominas.

Trazabilidad vs. anonimato

Otro factor a tener en cuenta es la trazabilidad de estas operaciones, aunque se realicen fuera del circuito de las casas de cambio. La primera de las criptomonedas, el bitcoin, empezó a usarse en sitios especializados de internet cuyos usuarios querían mantener el anonimato. Se forjó así la fama como método de pago para actividades ilícitas, hasta el punto de que un grupo de hackers logró hace un año cobrar un rescate de 75 bitcoins después de piratear y bloquear los sistemas de control del oleoducto que une el golfo de México con Nueva York. El FBI, sin embargo, logró rastrear el recorrido de estos activos y recuperó gran parte del rescate, poniendo en duda el uso del bitcoin para este tipo de fines.

“Hay algún criptoactivo, como Monero, que permite un anonimato absoluto. El bitcoin, a pesar de lo que se cree, no ofrece este anonimato, ya que mediante la trazabilidad de las transacciones se puede llegar a saber por qué manos ha pasado”, apunta Noya.

Criptosolidaridad

Por otra parte, las criptomonedas, ya fuera del entramado de sanciones, se han convertido en una forma rápida y eficaz de hacer llegar ayuda a Ucrania. ONG, grupos de voluntarios, pero también el Gobierno ucraniano, ante la gran oleada de solidaridad suscitada a raíz del ataque ruso de finales de febrero, publicaron carteras de criptomonedas a las cuales cualquier persona podía hacer donativos.

La respuesta no se hizo esperar y las autoridades ucranianas recibieron, durante las primeras semanas de la guerra, decenas de millones de dólares en donativos a través de monedas como Bitcoin y Ethereum, pero también Dogecoin.

Noya señala la rapidez y el bajo coste que proporcionan estos canales como sus grandes ventajas, entre otras. “Hay gente que ha intentado hacer una transferencia a Ucrania, un país de fuera de la Unión Europea, y el coste es muy elevado. Envías 100 euros y te cobran 30 de comisión. Las criptomonedas permiten hacer esta transferencia de forma inmediata y casi sin coste”, apunta, y Pérez Corominas añade la posibilidad de hacer microdonaciones de importes bajos, por ejemplo, de 10 euros, un importe que no permiten las transferencias internacionales.

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