

¿Cómo influyen las decisiones humanas en la gestión sostenible del agua?
Artículo basado en una investigación de Lucie Baudoin & Daniel Arenas
Cualquier organismo vivo depende del agua. Sin embargo, a escala global, la gestión de las reservas de agua dulce se enfrenta a numerosas amenazas y demandas contrapuestas. A medida que el cambio climático ha empezado a afectar la calidad y la cantidad de agua dulce disponible para la población, las crisis hídricas han pasado a ser una de las tres amenazas más incisivas en el panorama de los riesgos globales, según el Foro Económico Mundial (2017) –junto con los fenómenos meteorológicos extremos y las armas de destrucción masiva–, muy por delante de las pandemias.
En un estudio reciente, Lucie Baudoin y Daniel Arenas, del Departamento de Sociedad, Política y Sostenibilidad de Esade, analizan los desafíos de la gestión sostenible del agua desde el punto de vista de la investigación en management.
A través de una revisión exhaustiva de la bibliografía existente en materia de gestión de los recursos hídricos (89 artículos académicos en 24 revistas, entre 2006 y 2017), los autores evalúan la contribución de la literatura actual e identifican oportunidades para futuras investigaciones.

El agua como recurso común compartido
Todos los actores que comparten un mismo sistema de agua dulce –como una cuenca fluvial– dependen de este recurso finito. Al mismo tiempo, cada actor puede incidir en su condición (en términos de cantidad o calidad). La gestión sostenible de este recurso es, en consecuencia, un desafío que afecta a múltiples actores.
Previas investigaciones en este campo reclaman la creación de organizaciones policéntricas y multinivel para gestionar los problemas hídricos. Dadas las condiciones sociales y medioambientales tan diversas entre las diferentes regiones del mundo, una estrategia razonable sería definir las prioridades y la toma de decisiones a escala regional, como la iniciativa que han estudiado Vila et al. para mejorar la gestión sostenible del agua en zonas turísticas de la Costa Brava.
Sin embargo, el hecho de centrar la atención en la gestión y en las tensiones sociales que puedan surgir en una región concreta podría hacernos perder de vista el panorama global y descuidar la necesidad de considerar la vertiente ecológica de los problemas del agua. En efecto, en las crisis hídricas, las cuestiones sociales y medioambientales están interrelacionadas, con numerosos mecanismos de feedback.
Esta observación llevó a los investigadores a utilizar la estructura de sistemas socio-ecológicos (SSE), desarrollada por la premio nobel Elinor Ostrom y sus coautores, con el fin de proporcionar a los académicos en ciencias sociales y medioambientales un lenguaje común que pudieran compartir en sus estudios sobre gestión sostenible de los recursos.

La estructura SSE analiza una serie de componentes interrelacionados en varias categorías:
- contexto socioeconómico y político
- sistemas de recursos
- sistemas de gobierno
- unidades de recursos
- actores
- interacciones
- resultados y
- ecosistemas relacionados
De investigaciones aisladas a un flujo constante de estudios
Según los investigadores, a pesar de disponer de un gran volumen de artículos académicos, uno de los problemas existentes es la falta de referencias y colaboración entre los distintos estudios. Esta falta de colaboración, advierten los autores, limita la creación de conocimiento y frena la posibilidad de generar una respuesta efectiva a los desafíos que se plantean.
"Nuestro análisis de la red de referencias muestra que prácticamente no existen referencias entre la bibliografía seleccionada: los artículos académicos relacionados con la gestión del agua son como gotas de lluvia aisladas, más que un flujo constante de investigaciones, y no acumulan conocimientos sobre cómo gestionar los recursos hídricos de forma sostenible", afirman los autores.
Sin embargo, los investigadores esperan que el uso de la estructura SSE contribuya a ampliar la perspectiva de los expertos en gestión para que, en vez de preocuparse exclusivamente por los problemas sociales o de gestión del agua, analicen también los sistemas de agua dulce de forma integral. Adoptar este cambio de perspectiva permitiría captar realmente la complejidad de los problemas hídricos.
Los autores señalan que su investigación ha puesto de manifiesto algunas lagunas importantes en el panorama actual, así como la necesidad de esforzarse más para que aquellas gotas de lluvia aisladas confluyan en un flujo significativo de conocimientos y de acción. En concreto, han observado que falta entender que las interacciones de los distintos actores pueden reportar resultados medioambientales, no solo en lo relativo al impacto de los recursos hídricos, sino también en otros recursos relacionados, como los recursos energéticos.
Es urgente vincular las prácticas de gestión del agua con los resultados medioambientales
"Los académicos están preocupados por el impacto de las organizaciones en el entorno natural, pero dicho impacto se evalúa principalmente de forma indirecta, remota o a través de un constructo social", señalan. Según los autores, este motivo explicaría por qué las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad del agua dulce no se abordan a fondo en la literatura existente sobre gestión.
Además, puesto que el cambio climático y la degradación de los recursos son amenazas a largo plazo, que tendrán consecuencias para las generaciones futuras, los investigadores reclaman que se lleven a cabo más estudios longitudinales comparativos para determinar el impacto de las interacciones en los resultados sociales y medioambientales. Se trata de un proceso complejo, reconocen los autores, sobre todo porque las relaciones causa-efecto son circulares y caóticas, y existen dificultades para obtener recursos que permitan desarrollar este tipo de investigaciones.
Abrir las compuertas…
El artículo concluye con una llamada urgente a seguir investigando para ampliar los conocimientos en este campo y desarrollar una teoría sobre la gestión sostenible de los recursos hídricos.
La actual interrupción de la producción industrial mundial y la planificación estratégica –cuyo impacto podrá medirse a través de las métricas medioambientales, incluso las relativas a la calidad del agua– podría suponer una pausa que invite a adoptar un nuevo planteamiento, más centrado en las interacciones de los distintos actores humanos a través de instituciones de gobierno colaborativo, y a observar cómo sus decisiones inciden en nuestros sistemas de agua dulce.
Asimismo, ello podría contribuir a atraer la financiación necesaria para profundizar en la comprensión académica y en el liderazgo intelectual en este ámbito, con el fin de impulsar una reflexión institucional que promueva el cambio a gran escala.
Como señalan Baudoin y Arenas en sus conclusiones: "Es urgente vincular las prácticas de gestión del agua con los resultados medioambientales, ya que la presión sobre los ecosistemas probablemente aumentará con los cambios económicos y climáticos. Hoy es más necesario que nunca comprender mejor la gestión sostenible del agua, y en ello han de desempeñar un papel muy importante los estudios relacionados con la gestión y con la organización".
- Compartir en Twitter
- Compartir en Linked in
- Compartir en Facebook
- Compartir en Whatsapp Compartir en Whatsapp
- Compartir en e-Mail
Programas relacionados
Únase a la comunidad Do Better
Regístrese gratuitamente y reciba nuestras recomendaciones y contenido personalizado.