¿Es el metaverso el futuro de la educación superior y ejecutiva?

Esteve Almirall

El primer curso online masivo y abierto (MOOC) apareció en 2011: “Introduction to Artificial Intelligence”, de Peter Norvig y Sebastian Thurn. Se matricularon 160.000 estudiantes y, aunque solo lo finalizaron 20.000, abrió la puerta a una transformación que ha cambiado para siempre la educación superior. En la actualidad, este curso, con los mismos profesores, todavía está disponible en Udacity y es muy popular.

Un año más tarde, en 2012, empezó a operar Coursera. Desde entonces, Coursera ha logrado unas cifras impresionantes: más de 92 millones de estudiantes, cursos de 150 universidades de todo el mundo y colaboraciones con más de 200, muchas de las cuales ya reconocen los créditos de Coursera en sus programas. En la actualidad, ofrece más de 4.000 cursos y está ampliando su oferta a nuevas áreas, como Coursera for Business, Coursera for Campus y Coursera for Government.

Para medir su impacto, basta con observar las cifras de sus cursos más destacados. Probablemente el más popular sea el de “Machine Learning”, de Andrew Ng, exdirector científico de Baidu. Este curso atrajo la imaginación de más de 4,65 millones de estudiantes y es uno de los más famosos en todo el mundo, pese a que también en este caso solo lo finalizaron el 20% de los matriculados.

Pero Coursera no estaba sola. También en 2012, el MiT y Harvard crearon edX, con más de 34 millones de estudiantes matriculados, más de 2.800 cursos y la participación de la mayoría de las universidades más prestigiosas del mundo.

La influencia de los MOOC ha trascendido la mera oferta pública de cursos, pues ha cambiado la forma de presentar los materiales y las clases

En la actualidad, los MOOC han ido más allá de estas opciones, con iniciativas comerciales tan populares como Udemy y también con cursos online privados dentro de las universidades tradicionales: los denominados SPOC (pequeños cursos privados online). Además, su influencia ha trascendido la mera oferta pública de cursos, pues ha cambiado la forma de presentar los materiales y las clases, básicamente en dos direcciones.

En primer lugar, en la calidad de los materiales. Los primeros cursos se basaban en las mismas transparencias que los profesores pasaban en clase. Sin embargo, la evolución de este material inicial ha sido enorme y muy amplia, y ha generado sofisticadas producciones. Esta evolución ha afectado a las clases que se impartían en los campus. Los materiales se han ido sofisticando y se han generalizado algunas tendencias, como el aprendizaje inverso (flipped learning), en que los materiales están online y el tiempo de clase se dedica a realizar debates y ejercicios. Y es que, en el nuevo escenario de los MOOC, ¡ya no era posible competir con los antiguos formatos!

El Metaverso: una nueva oportunidad

Además, ahora entra en escena una nueva oportunidad: el metaverso. Conocemos algunos de sus pioneros, como Frank Piller, de la RWTH de Aquisgrán, que ha protagonizado recientemente un vídeo/podcast de Do Better. El profesor Piller, reconocido experto en innovación abierta y personalización masiva, ha trabajado durante muchos años con avatares, realidad aumentada y realidad virtual (RA/RV) en Aquisgrán, con participantes de máster, MBA y formación directiva, pero también con estudiantes de grado.

El profesor Piller está convencido de que el futuro va en esta línea. Y no solo por las enormes posibilidades que ofrece la tecnología. Imaginemos una clase de anatomía en los estudios de medicina en que los alumnos puedan acceder a representaciones realistas del cuerpo humano, una clase de física en que puedan participar en experimentos virtuales o una clase de ingeniería en que puedan ver por dentro los motores o proyectar instalaciones virtuales. Es obvio que la RV/RA ofrece posibilidades nunca vistas en la educación, incluyendo simulaciones para experimentos sociales. ¡Pero es que eso no es todo! El profesor Piller nos explica que la retención de los participantes es mucho mayor en estos entornos virtuales, de modo que los cursos pueden ser más breves y efectivos.

¡Y no es el único! Un estudio reciente de PwC ha concluido que las clases en el metaverso se imparten cuatro veces más rápido que en el aula, que los estudiantes se muestran un 275% más confiados a la hora de poner en práctica las competencias adquiridas en ellos, están 3,75 veces más conectados emocionalmente a los contenidos que los que van a clase en el aula y 4 veces más concentrados que los que aprenden con métodos de e-learning. ¡Estas cifras son impresionantes!

Un estudio reciente de PwC ha concluido que las clases en el metaverso se imparten cuatro veces más rápido que en el aula

Ello es debido, en parte, a la necesidad de concentración que impone el hecho de llevar gafas de RV como Oculus, pero sería ingenuo atribuir todo el mérito a esta circunstancia. La necesidad de concentrarse y la calidad de la interacción intencionada que imponen los nuevos medios juegan un papel importante a la hora de alcanzar estos resultados tan impresionantes.

Algunos de ellos tienen una enorme repercusión económica tanto para las universidades como para el sector, como el de la efectividad de la formación: el hecho de que los contenidos de una clase de dos horas queden reducidos a 45 minutos en las plataformas de aprendizaje online y a solo 29 minutos en RV. Además, el grado de confianza a la hora de debatir sobre los temas después de clase también mejora mucho: del 166% en el aula al 179% en el aprendizaje online y a un increíble 245% en el metaverso. Y algo similar ocurre con la conexión emocional, que es de 4,29 en el aula, 5,29 online y en el metaverso llega a 20,43.

La concentración explica solo una parte de este efecto, aunque de un modo muy significativo: la realización simultánea de varias tareas (multitasking) se cifra en 0,78 en el aula y en 1,93 online; en cambio, en el metaverso se reduce a 0,48 o más si cabe. Se trata de una reducción importante, aunque probablemente no lo suficiente para explicar todo este fenómeno.

En vez de tener a una clase entera aprendiendo a la misma velocidad, cada estudiante será medido de forma individual y aprenderá a la velocidad que elija

Además, el metaverso no es la única nueva tecnología dispuesta a transformar completamente la educación. La inteligencia artificial impulsará buena parte de dicha transformación, a través de compañeros de aprendizaje, ayudantes accionados (powered assistants), tutores de IA, chatbots, contenidos inteligentes… y educación personalizada. Esta última va a modificar enormemente la eficacia educativa. En vez de tener a una clase entera aprendiendo a la misma velocidad, cada estudiante será medido de forma individual y aprenderá a la velocidad que elija, con ejercicios de refuerzo y con todas las explicaciones que necesite. ¡Imaginemos cómo va a ser aprender cálculo, álgebra, programación, etc., de esta manera!

En efecto, la educación va a cambiar claramente y este cambio transformará nuestra sociedad, porque va a democratizar el conocimiento hasta unos niveles nunca vistos, como ya hicieran los MOOC. Ahora todos tenemos a nuestro alcance cursos que imparten los profesores de renombre de las universidades más prestigiosas del mundo, y con el metaverso podremos disfrutar de una enriquecedora interacción con compañeros y profesores de todo el mundo, lo cual contribuirá a mejorar nuestro planeta.

Sin embargo, no todas las universidades tendrán las posibilidades y la tecnología necesaria para participar en este nuevo escenario. Las que las tengan, como ya ocurrió con los MOOC, lograrán atraer una atención desproporcionada. La competencia en el campo educativo será feroz, y habrá ganadores… y perdedores. Nuestro trabajo y nuestro deber es estar entre los ganadores.

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