

Metaverso y educación: claves para un potencial cambio de paradigma
Al igual que sucedió con las revoluciones industriales precedentes, no existe tiempo para esperar, observar y contemporizar. Es momento de tomar decisiones, aunque el futuro sea incierto

En el mes de abril del año 2020 el rapero estadounidense Travis Scott actuó en directo dentro del popular videojuego Fortnite. Realizó 5 actuaciones en las que sumó casi 28 millones de espectadores en directo. Es decir, Scott convocó a los jugadores un día y a una hora en una zona del videojuego, creó un avatar (una representación virtual de su propia persona), acudió a unos estudios multimedia y se enfundó un traje lleno de sensores para trasladar al avatar sus movimientos. Y congregó a casi 28 millones de personas que vieron en directo su actuación.
Acostumbrados a pensar en las limitaciones de un recinto físico donde caben 50 mil o máximo 100 mil personas para ver en directo a los artistas más famosos del momento, Travis Scott nos anticipa un posible cambio de paradigma en el sector de los espectáculos en directo y el ocio.
Este potencial cambio de paradigma de circunscribe en un momento en el que nos preguntamos, constantemente, si una determinada tecnología realmente ha venido para quedarse y si transformará un ámbito determinado. Y el metaverso, junto a sus aplicaciones en el mundo educativo, no es una excepción a este planteamiento.
Nos preguntamos, constantemente, si una tecnología realmente ha venido para quedarse
Pero para situarnos vayamos un momento hacia atrás y tratemos de aprender de la historia. Simplificando mucho, las 4 revoluciones industriales que hemos vivido hasta la fecha han tenido todas ellas siempre el mismo comportamiento. Primero se crea y desarrolla una tecnología tan potente y disruptiva que no sólo cambia la manera de producir y/o entregar bienes y servicios, sino que además transforma los modelos sociales.
Cuando ha pasado esta revolución industrial (pasó, por ejemplo, en la primera con el vapor y en la segunda con la electricidad), sólo quedan dos tipos de organizaciones: las que se han adaptado a estas nuevas tecnologías o las que se han creado exnovo con ellas. El tercer tipo —es decir, las que no han hecho nada— simplemente han dejado de existir por no ser, como mínimo, competitivas en el sector.
Las organizaciones que no se adaptan a las nuevas tecnologías dejan de ser competitivas
Ahora nos encontramos nuevamente ante esta situación donde las tecnologías exponenciales (entre las que podríamos identificar al metaverso) potencialmente pueden provocar una disrupción, un cambio de paradigma que obligue a las organizaciones a adaptarse o a refundarse, dejando el “no hacer nada” como una no opción.
Y al igual que sucedió con las revoluciones industriales precedentes —aunque esta vez ocurre a mayor velocidad— no existe tiempo para esperar, observar, contemporizar y luego decidir. Es momento de tomar decisiones aun cuando el escenario presente y futuro es incierto y sin saber, a ciencia cierta, qué tecnologías, como el metaverso y la realidad virtual, van a provocar un cambio de paradigma realmente.
Las 6D de la tecnología exponencial
Podemos acudir, en este momento de toma de decisiones, a Peter Diamandis, cofundador de la Singularity University y gran conocedor de los crecimientos exponenciales de las organizaciones provocados por el uso de tecnologías. Diamandis ha tratado de identificar patrones a partir de comportamientos pasados de la tecnología que pueden servir como guía para inferir la evolución futura de las tecnologías que tenemos hoy.
Según sus aportes, no se trata de predecir si una tecnología exponencial va a funcionar o no, sino de identificar su capacidad disruptiva para un sector y su potencial grado de adopción, lo que nos permitirá tomar decisiones de forma más prematura. Estos patrones se expresan a través de las 6D:
- Digitalización: una tecnología se vuelve potencialmente exponencial y disruptiva cuando se digitaliza. Es decir, se representa en unos y ceros. Una vez que esto ocurre, se convierte en una tecnología basada en la información y salta a una curva de crecimiento exponencial. La pandemia digitalizó la formación ejecutiva, vimos como podíamos complementar o incluso sustituir un formato presencial (analógico) por un formato digital.
- Decepción: cuando estas tecnologías se introducen, algunas de ellas consiguen una gran notoriedad, pero la mayoría caen en un periodo de decepción en el que a pesar del renombre adquirido, su impacto disruptivo es muy escaso. Pasó con la inteligencia artificial, con la impresión 3D y está pasando con el metaverso… Todos hemos oído hablar de esta tecnología, pero pocas cosas estamos viendo que tengan un efecto realmente significativo.
- Disrupción: en esta tercera fase evolutiva por fin las tecnologías encuentran el espacio o la vía para generar una disrupción, un cambio en las reglas de juego de los negocios preexistentes. Por ejemplo, la fotografía digital lo provocó en el sector de la fotografía y las plataformas de movilidad compartida, en el sector del transporte de pasajeros.
- Desmaterialización: pensemos en cuántas tecnologías se han desmaterializado y han pasado de su forma anterior a estar integradas, por ejemplo, en un teléfono móvil. Seguramente el ejemplo más paradigmático es la cámara digital: hacemos fotos a diario pese a que hace años que no adquirimos una cámara. Y eso tiene efectos dado que ahora quien lidera ese sector, el de la fotografía, ya no es Nikon, Kodak o Minolta, sino que están Apple o Samsung en la cúspide de la pirámide.
- Desmonetización: siguiendo con la fotografía, ¿cuánto hemos pagado por disparar y guardar la última foto que hemos hecho? Seguramente cero; efectivamente se trata de un sector que se ha desmonetizado. Los usuarios ya no están dispuestos a pagar por hacer una foto o por guardarla (o incluso por subirla a Instagram). ¿Qué sucedería si no se quisiera pagar por acceder a la educación ejecutiva?
- Democratización: la evolución que hemos visto provoca, entre otras cosas, una reducción del coste y por lo tanto una mejora en el acceso a estas tecnologías. Cuanto menor sea el coste y mayor el acceso más democrático será el uso de estas tecnologías.
La educación no es ajena a este proceso y el Metaverso, tal y como explica el Profesor Esteve Almirall, “va a cambiar la educación claramente, y este cambio transformará nuestra sociedad, porque va a democratizar el conocimiento”. De este modo podemos ya decir que, siguiendo los patrones definidos por Diamandis, el metaverso tiene un potencial impacto muy elevado en el sector educativo, llevando incluso al cambio de paradigma.
Los retos del metaverso educativo
Venimos de un contexto pandémico en el que hemos normalizado el uso de tecnologías para poder trasladar parte o todo el proceso educativo a un formato digital en todos los segmentos de edad (desde primaria, ESO y bachillerato hasta la educación universitaria y ejecutiva), pero que nos deja a muchos en una fase de decepción dado que todavía no es suficiente con esta sustitución del formato analógico-presencial por uno virtual-digital.
Para tratar de cubrir esta brecha visualizamos ya proyectos inspiradores en los que el metaverso quiere tener un rol disruptivo en el proceso formativo. Entre los ejemplos se encuentran facultades de medicina que trasladan a la realidad virtual el aprendizaje en materias como la traumatología o varias universidades chinas que han creado campus totalmente virtuales en los que incluso pueden realizarse transacciones académicas usando blockchain. La propia Esade ha puesto en marcha del primer campus de una Business School en Europa ubicado 100% en el metaverso.
Y por delante tenemos tres retos potenciales en el que muchas universidades y escuelas de negocio están ahora mismo metidas:
1. Desmaterializar esta tecnología
El primer reto es cómo integrar dentro de los programas académicos el uso del metaverso, no con una finalidad de efecto WOW, ni con el afán de realizar el 100% del programa de esta forma, pero si con la intención de aprovechar su máximo potencial (por ejemplo, tendrá sentido entrar dentro del cuerpo humano para una clase de fisiología humana).
2. Ofrecer un valor adicional
Siguiendo con patrones anteriores, los participantes querrán que se le ofrezca a coste cero un valor adicional a la propia tecnología. Implicará, por lo tanto, poner el foco en otros elementos de valor como diseñar procesos de aprendizaje con parámetros distintos, rediseñar los entornos educativos, transformar el rol del estudiante (para que lidere el proceso) y del profesor (para que facilite el proceso) o crearlo todo a partir de modelos basados en ecosistemas (con partners ajenos al sector, por ejemplo).
3. Liderar un proceso de democratización
Y, por último, y seguramente el más relevante para el cambio de paradigma, el poder aprovechar estas tecnologías para liderar un proceso de democratización en el acceso y desarrollo de la educación ejecutiva. El metaverso implicará la desaparición de límites geográficos, de modo que debería permitir la reducción de brechas económicas y llevarnos al acceso universal a este tipo de educación.

- Compartir en Twitter
- Compartir en Linked in
- Compartir en Facebook
- Compartir en Whatsapp Compartir en Whatsapp
- Compartir en e-Mail
Únase a la comunidad Do Better
Regístrese gratuitamente y reciba nuestras recomendaciones y contenido personalizado.