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Xavier Ferràs

La industria tecnológica es responsable del patrimonio de algunas de las personas más ricas del mundo: en el momento de escribir estas líneas, siete de los diez hombres más ricos del mundo han cosechado su fortuna tras haber fundado o haberse implicado a fondo en start-ups tecnológicas. Es una lista que cambia casi diariamente –unos cuantos millones ganados aquí o perdidos allá te pueden hacer caer de esta prestigiosa lista o aparecer en ella de un día para otro.

El potencial para obtener un rendimiento enorme de la inversión en las nuevas empresas de base tecnológica (NTBF) ofrece unas perspectivas muy atractivas a los proveedores de fondos públicos y privados. Pero, teniendo en cuenta que se constituyen unas 137.000 start-ups tecnológicas cada día (según el Global Entrepreneurship Monitor), ¿cómo pueden discriminar los inversores entre la próxima Microsoft o Facebook, o el nuevo Sinclair C5?

Una perspectiva atractiva

Según una investigación del profesor de Esade Xavier Ferràs-Hernandez y sus colegas Elisenda Tarrats-Pons, Núria Arimany-Serrat, y Albert Armisen-Morell, las NTFB que incorporan a personas doctoradas en sus equipos fundadores tienen significativamente más posibilidades de recibir aportaciones de capital riesgo que aquellas que un cuentan con ningún miembro en su equipo con formación doctoral.

El equipo investigador analizó 156 NTFB –definidas como “empresas pequeñas y relativamente jóvenes cuya tecnología básica depende en alto grado del conocimiento de la última tecnología”– y clasificó su atractivo para los inversores basándose en una serie de preguntas de investigación, entre las cuales había una sobre el número de fundadores poseedores de un doctorado.

Los resultados obtenidos revelaban que las probabilidades de invertir en una empresa en cuyo equipo fundador hubiera personas con conocimientos de doctorado eran mucho mayores que en el caso de aquellas que no tenían este nivel de conocimientos científicos.

Influencia crítica

“La creación de nuevas empresas es clave para el desarrollo económico y social”, afirman Ferràs-Hernandez y sus coautores. “Existen numerosos factores internos y externos que determinan el éxito y la supervivencia de una empresa emergente: los fundadores, el equipo de alta dirección, la estrategia seleccionada, la disponibilidad de recursos, las condiciones del entorno, el nivel de competencia y de excelencia en las operaciones”, entre otros.

“Pero las características y las decisiones del equipo emprendedor –su formación previa, su experiencia en la creación de empresas, sus conocimientos del sector– tienen una influencia crítica en la estrategia inicial, en los procesos y en la cultura organizativa. Fundamentalmente, influyen en el futuro éxito o fracaso de la empresa.”

Inversión estatal

Las universidades y los gobiernos estatales trabajan estrechamente para promover la creación de nuevas empresas. Los países invierten en educación y en investigación dentro de sus políticas de innovación y competencia, y las universidades utilizan estos fondos públicos para desarrollar programas de doctorado que generan nuevos niveles de conocimiento, que se van ampliando continuamente.

“Prácticamente todos los países buscan desarrollar una economía productiva fundamentada en las empresas basadas en el conocimiento”, sostienen los autores del estudio. “Estos tipos de empresas crean ventajas competitivas a partir del conocimiento, que fija unas barreras más altas de entrada a la competencia debido a sus niveles de especialización.”

“El objetivo es obtener un rendimiento económico y social del esfuerzo investigador del país. Cuando estas empresas logran desarrollar su propia tecnología y crear ventajas competitivas basadas en nuevas tecnologías avanzadas, se convierten en NTFB.”

Posibilidades de inversión

Entender la dinámica de las NTBF es tan importante para las empresas convencionales como para los países que financian doctorados, señalan los autores.

“Si bien la educación es, en general, una buena palanca para la competitividad, algunas investigaciones señalan que un nivel excesivo de especialización perjudica los resultados empresariales a largo plazo”, explican.

“Sin embargo, nuestros resultados determinan que la presencia de doctorados no solo incrementa las posibilidades de inversión, sino también el número de inversores corporativos en la misma empresa. Este atractivo puede ser debido al mayor grado de conocimiento especializado en ciertas tecnologías que aportan los doctorados y sus redes sociales, o a sus conocimientos específicos en metodologías de investigación.”

Acceso rápido

El acceso a las nuevas tecnologías en unos entornos empresariales muy cambiantes es una perspectiva cada vez más atractiva para las empresas convencionales –y es algo que los doctorados ponen sobre la mesa.

“El doctorado es la figura de más nivel en el ámbito académico. Las empresas fundadas por personas con ideas únicas y exclusivas, concebidas por doctorados, alzan barreras significativamente más altas a la competencia, por sus conocimientos y también desde la perspectiva legal.”

“Están surgiendo nuevos campos fascinantes de investigación, que buscan entender, reforzar e incrementar el valor de los doctorados en el mundo empresarial.

“Las empresas tradicionales perciben que invertir en NTBF que cuentan con doctorados en sus equipos fundadores es una forma rápida de incrementar su cartera de recursos y sus capacidades estratégicas.

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