Responsabilidad: la otra cara de la libertad

David Reyero

Foto: Campo de concentración de Auschwitz/John Mage

Viktor Frankl es mundialmente conocido por plasmar sus aprendizajes y demostrar su resiliencia en los campos de concentración nazis. Su experiencia, recogida en El hombre en busca de destino, ha sido una gran fuente de inspiración para varias generaciones.

La Estatua de la Responsabilidad es uno de sus proyectos, menos conocido que otras ideas suyas y de la que ya existe un prototipo en la Universidad de Utah.

La brutal crisis del coronavirus ha vuelto a poner sobre la mesa la importancia de la autorresponsabilidad. En estos meses tan duros abundaron muchos extraordinarios ejemplos de madurez y responsabilidad y también algunos casos de preocupante irresponsabilidad. 

Hoy vivimos en gran parte del mundo en sociedades donde, por fortuna, las libertades y los derechos individuales han sido asumidos como una de las principales conquistas colectivas.

Algo que no fue fácil de conseguir, un patrimonio muy valioso a proteger. Y, a la vez, un riesgo si no se equilibra adecuadamente con las obligaciones y responsabilidades, individuales y colectivas. Es la otra cara de la moneda para que la sociedad y las personas avancen en buen equilibrio.

Viktor Frankl
Viktor Frankl (izquierda) propuso equilibrar la Estatua de la Libertad en la costa este con una Estatua de la Responsabilidad en la costa oeste (Foto: Alcalá yearbook, 1972, Universidad de San Diego/Wikipedia)

Hoy no siempre se combinan acertadamente libertad y responsabilidad. Valores como la autoexigencia, el sacrificio, el compromiso o la generosidad no están bien vistos en muchas ocasiones.

En la educación existe cierta tendencia a "bajar el listón" como solución fácil para resolver el elevado fracaso escolar (que en España se acerca al 20%).

En el mundo empresarial todavía abunda el paternalismo y "café para todos" en muchas organizaciones. Algo muy negativo para avanzar hacia la excelencia. Un ejemplo contrario es aplicar buenos sistemas de diferenciación en el rendimiento y vincularlos a la retribución variable.

El talento requiere autonomía y libertad para florecer y alcanzar su máximo esplendor

Está ya muy demostrado que la libertad que se respira en las sociedades democráticas actuales es, con todas sus limitaciones y áreas de mejora, el mejor entorno para la felicidad personal y productividad empresarial. Y que el talento requiere autonomía y libertad para florecer y alcanzar su máximo esplendor.

Los avances exponenciales actuales en diversos campos nos abren además nuevas vías de libertad y plenitud. Mejoras que también hemos aprendido pueden producir múltiples efectos adversos para la humanidad: ecología, política, economía, sociología o tecnología. En paliar sus riesgos se están poniendo crecientes recursos y talento, aunque su éxito siempre estará vinculado a buenas conductas individuales.

Creo que la libertad sin límites, sin madurez y sin el contrapeso de la responsabilidad es otro de los riesgos a los que se van a enfrentar las sociedades avanzadas en los próximos años. Un peligro quizás menos visible pero tan real y dañino como otros más evidentes.

La libertad sin límites es otro de los riesgos a los que se van a enfrentar las sociedades avanzadas en los próximos años

Un claro ejemplo son los miles de muertos "inocentes" derivados de conductas irresponsables en la pandemia del covid-19. O los numerosos fallecimientos que se producen anualmente en accidentes de circulación derivados de malas conductas de otras personas (alcohol, drogas, exceso de velocidad...).

Viktor Frankl era un visionario que, hace más de 70 años, ya reflexionaba sobre los límites de la libertad personal. "La libertad, sin embargo, no es la última palabra. Es solo una parte de la historia y solo la mitad de la verdad. La libertad tiene riesgo de evolucionar hacia la arbitrariedad si no se vive con responsabilidad".

Su fundación aspira a simbolizar y aumentar el sentido de la responsabilidad de los ciudadanos demostrando que la autorresponsabilidad es la otra cara de la libertad.

Es nuestro deber inculcarla y potenciarla en los distintos ámbitos siendo conscientes que, en ciertos casos, tiene "peor imagen" que la ansiada y maravillosa libertad.

Un buen reto colectivo en estos tiempos donde, más que nunca, nuestro futuro colectivo depende de la madurez de todos.

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