La carrera a la Casa Blanca 2024: Un nuevo capítulo en la política de EEUU

Kamala Harris y Donald Trump encaran las urnas empatados en las encuestas. El resultado de las elecciones tendrá un enorme impacto en Europa y el orden internacional.

José M. de Areilza
Aránzazu Narbona

Artículo publicado originalmente en la Newsletter del Centro de Gobierno Corporativo de Esade. 


Tras un verano lleno de sobresaltos, los electores norteamericanos tienen ahora que decidir entre la primera mujer afroamericana y asiática que se postula a la presidencia (Kamala Harris) y un hombre de negocios que intenta recuperar la presidencia de la Casa Blanca (Donald Trump). Tras una serie de desafortunadas apariciones de Joe Biden, y bajo una fuerte presión de su partido, el 21 de julio de 2024 decidió presentar su renuncia en la carrera política y cedió su puesto a su VP Harris, quien en ese momento tenía unos índices de popularidad por debajo del 40%, según Gallup. Pese a su larga trayectoria profesional desde sus inicios como fiscal en California, no consiguió suficientes apoyos cuando presentó su candidatura a las elecciones y fue sólo gracias a una decisión personal de Biden como consiguió llegar a la vicepresidencia. Se enfrentan pues dos candidatos muy dispares: uno rayando la excentricidad y otro sin haber probado su liderazgo

Sin embargo, hay ciertas diferencias entre los apoyos que cada uno de estos candidatos cuenta. Mientras que Harris cuenta con un apoyo más claro por parte de sus compañeros de partido —un 94% frente al 91% de republicanos que apoya la candidatura de Trump—, Donald Trump obtiene más apoyos de los ciudadanos norteamericanos y del partido de Independientes (BBC)

Ninguno de los eventos ocurridos durante la campaña ha conseguido desbloquear el empate técnico entre candidatos

Desde entonces, ambos candidatos han jugado sus cartas: el favorable resultado del debate televisivo cara a cara del 23 de octubre para Kamala, las dos tentativas de asesinato a Trump o las declaraciones de la cantante norteamericana Taylor Swift dando su apoyo expreso a Harris tratando de movilizar el voto joven. En cualquier caso, ninguno de estos eventos ha conseguido desbloquear ese casi ‘empate técnico’ en el que parecen estar los candidatos en el voto nacional: Harris un 48 % de los votos y Trump un 47 % (BBC)

Factores para la victoria

¿Cuáles pueden ser pues los factores que impulsen la balanza y den claro ganador a uno de los candidatos? Uno de los principales factores que hay que considerar es la constante oscilación de los resultados esperados en los llamados Estados ‘decisivos’. Esta media docena de territorios son los que, en algunos casos por menos de 14.000 votos, hicieron ganador a Biden en las elecciones anteriores. 

En los Estados Unidos no gana el voto popular sino el voto del Colegio Electoral, que favorece a Estados poco poblados, en la actualidad de mayoría republicana. En 2016, fue así como Trump, pese a no haber conseguido la mayoría de los votos, consiguió alzarse con la presidencia de la Casa Blanca. 

Estos siete Estados tienen ciertas características especiales, pues son territorios en donde se tienen que afrontar retos muy específicos relacionados con la migración ilegal, un mayor nivel de paro relativo o cuestiones específicas por su estructura económica. Según los últimos datos de la organización norteamericana ‘Real Clear Politics’ (RCP), Donald Trump está consiguiendo una mínima distancia frente a su opositora Harris, sobrepasando por la mínima en cuatro de estos siete Estados a Harris. 

Por otro lado, la capacidad de los candidatos de recaudar fondos para su campaña determina la intensidad de la misma en estas últimas semanas. 

Como referencia, el importe total de fondos que se emplearon en las anteriores campañas de Trump frente a Hilary Clinton fue de 1.800 millones de dólares. Según los últimos datos, el comité de campaña de Harris está siendo muy activo y ya va por los 997 millones, frente a los 388 millones de Trump (Forbes). Los donantes de estas campañas son privados en su mayoría y sus aportaciones se deben de regir por las reglas electorales que establece máximos. El último tipo de fuente de este dinero para las campañas viene de los Comités de Acción Política (PAC), en donde los demócratas no tienen ninguno mientras que el republicano ‘Save America’ es el más importante. Por otro lado, los dos principales comités nacionales que recaudan fondos para elegir a los demócratas a la Cámara de Representantes y al Senado han recaudado 548,5 millones, frente a los 489 millones de los republicanos (Forbes).* 

Resultado incierto, impacto seguro

En definitiva, el resultado aún incierto de estas elecciones puede llegar a tener un impacto muy significativo en Europa y en la forma de entender la geopolítica dentro de este nuevo orden multipolar y la prosperidad mundial. 

Si gana Trump, volverá el aislacionismo y la no implicación de la superpotencia en asuntos internacionales. El presidente republicano se centrará en asuntos internos y será muy impredecible en la defensa de los intereses norteamericanos frente a la proyección global de China y los conflictos en Ucrania y Gaza. 

En cualquiera de ambos casos, no parece que vayan a cambiar las políticas económicas y comerciales del país

Kamala Harris, por su parte, sería en principio una seguidora natural de las políticas creadas por Biden, trabajando con los aliados de la OTAN en el ámbito de la seguridad internacional con una visión ‘atlantista’ —aunque exigiría más compromiso con la financiación de la alianza— y desplegando en conjunto un realismo prudente. Está por ver si, a medida que adquiere experiencia internacional, llegaría a definir su propia ‘agenda Harris’. 

En cualquiera de estos casos, no parece que vayan a cambiar las políticas económicas y comerciales del país y, cualquiera que asuma la presidencia, seguirá primando la seguridad económica del país frente al interés de la economía mundial. Los aranceles seguirán siendo empleados para defender los intereses norteamericanos, lo que puede seguir erosionando el sistema multilateral de comercio y la globalización económica. En definitiva, también el futuro de la Unión Europea y de la nueva agenda de prioridades de la nueva Comisión von der Leyen se verán afectadas, acelerándose los debates sobre independencia energética y el desarrollo de capacidades europeas en el ámbito de la seguridad y la defensa. Quedan menos de dos meses para tener más respuestas. 

*Información actualizada a 16 de octubre. 

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