

El acceso a la justicia en tiempos de coronavirus
Estos días de confinamiento ponen al descubierto las carencias de los sistemas judiciales de la mayoría de las jurisdicciones del mundo.

El debate en torno a la necesidad de dotar a la Administración de Justicia de medios suficientes para incorporar soluciones adaptadas a la nueva realidad virtual y tecnológica se ha avivado estos días, a consecuencia de la paralización de los tribunales y de la actividad judicial.
Richard Susskind, abogado británico, profesor en la Universidad de Oxford y experto en innovación en el sector legal, ya lo vaticinó en su momento y este es, precisamente, unos de los temas que analiza en su último libro Online courts and the future of justice.
Susskind traslada su preocupación acerca de la inadecuación del sistema judicial a la realidad tecnológica del momento, en un mundo en el que el acceso a internet por parte de los ciudadanos no está en consonancia con las posibilidades de acceso a la justicia de la población mundial.
En su libro se recogen datos tales como que en algunas jurisdicciones el retraso en la resolución de causas judiciales es astronómico: 100 millones de casos en Brasil y 30 millones en la India.

El autor siempre ha defendido la necesidad de que la prestación de los servicios legales –y esto incluye la impartición de justicia– debe modernizarse e incorporar las soluciones tecnológicas que atiendan mejor las demandas de los clientes.
Con relación a la actividad judicial, y, en concreto, a las salas de los tribunales de justicia, defiende que tienen que ser concebidas como “un servicio, no un lugar”. Para ello, es preciso incorporar soluciones de prestación de servicios online, sin que se requiera presencia física en la sala del tribunal.
Estos días de confinamiento y de paralización de las actividades profesionales que no pueden ser atendidas a distancia ponen al descubierto las carencias de los sistemas judiciales de la mayoría de las jurisdicciones del mundo. Sistemas judiciales, todos ellos, anclados en el pasado y en una forma de hacer tradicional.
Los colapsos en la resolución de casos van a ser incalculables
Los colapsos en la resolución de casos, millonarios en algunos supuestos como relata Susskind, van a ser incalculables. La posibilidad de que se hubiera previsto e implantado un sistema de resolución de casos online habría minimizado, sin lugar a dudas, el impacto del cierre de los tribunales.
El Tribunal de Justicia de la UE ha decretado una priorización de casos. Por su parte, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos atenderá los casos calificados como “prioritarios”.
En España, el Consejo General del Poder Judicial ha dejado en manos de los jueces y fiscales la decisión de atender aquellos asuntos que consideren más “urgentes”. Y algo similar puede decirse de los tribunales italianos y franceses.

Mientras tanto, en China, el primer tribunal online se estableció en agosto de 2017 en la ciudad oriental de Hangzhou. Posteriormente, en septiembre de 2018, se abrieron salas similares en Beijing y Guangzhou.
El pasado 29 de enero, según la agencia china Xinhua, el Tribunal Popular Supremo de Beijing exigió a los tribunales de la capital que utilizaran plenamente el sistema de tramitación de casos online y, asimismo, que orientaran a las partes para que utilizaran plataformas virtuales para las actividades litigiosas.
Los tribunales se han sumado a la campaña de prevención para evitar la expansión del virus
Los tribunales “de internet” habilitados en Hangzhou, Beijing y Guangzhou ya habían tramitado en torno a 120.000 casos hasta el 31 de octubre de 2019. Esta gestión online ha permitido, en consecuencia, reducir el tiempo de tramitación de los casos en casi un 50 %, según se desprende de los datos extraídos de un libro blanco publicado por el Tribunal Popular Supremo.
Durante la pandemia del Covid-19, algunos tribunales de varias regiones de China han celebrado vistas y declaraciones online, evitando así la reunión física de varias personas en una sala. Y lo han llevado a cabo con éxito. Los tribunales se han sumado a la campaña de prevención para evitar la expansión del virus, de la misma manera que las escuelas y las empresas.
Retomando las palabras de Susskind, en tiempos de coronavirus, más que nunca, los tribunales deberían ser “un servicio, no un lugar”.

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