Cuatro estrategias para líderes que quieren mejorar la toma de decisiones

Nuestra mente tiende a creer que la información repetida es cierta, aunque en el fondo sepamos bien que es errónea. El ‘efecto de la verdad ilusoria’ puede llevar a tomar decisiones de gestión sesgadas e inadecuadas, pero existen formas de evitarlo.

Jonas De keersmaecker
Katharina Schmid

Cualquier decisión que tomamos se basa en una materia prima: la información. El gran desafío de nuestra era no es obtener esta información —que nos desborda constantemente—, sino procesarla adecuadamente y discernir los datos oportunos y fiables de las afirmaciones engañosas. Para los managers y líderes empresariales, las decisiones mal informadas pueden tener efectos desastrosos en sus organizaciones.  

La mente humana ha evolucionado para confiar en la información que recibimos repetidamente, tanto si es verdadera como si no. Esta función tiene sentido considerando que la mayoría de las experiencias a que estamos expuestos en la vida diaria son ciertamente reales; resulta así más fácil aprender y avanzar en entornos con un gran volumen de información. Pero, naturalmente, esta verdad por repetición también nos puede llevar al fracaso cuando se toman decisiones más estratégicas. 

El efecto de la verdad ilusoria es inducido por la tendencia humana a percibir la información repetida como más fiable

En un artículo publicado en la MIT Sloan Management Review, los profesores de Esade Jonas De keersmaecker y Katharina Schmid, junto con sus coautores Nadia Brashier (de la Universidad Purdue) y Christian Unkelbach (de la Universidad de Colonia), describen el efecto de la verdad ilusoria que se produce cuando estamos expuestos repetidamente a información errónea, y proponen cuatro estrategias para superarlo. 

El efecto de la verdad ilusoria es inducido por la tendencia humana a percibir la información repetida como más fiable que la que aprendemos por primera vez. La ciencia ha estudiado este fenómeno que nubla inconscientemente nuestro juicio aun cuando sabemos que aquellos hechos o fuentes no son dignos de confianza. En los ámbitos de la política, los medios de comunicación o el marketing, esta ha sido una práctica habitual que, muy a menudo, ha arrojado resultados notables. 

"Si bien las acciones importantes de una organización suelen basarse en una evaluación rigurosa de los datos disponibles, el efecto de la verdad ilusoria puede seguir influyendo a la hora de recopilar información y debatir sobre qué decisión tomar”, advierten. Decisiones de contratación sesgadas, oportunidades de crecimiento perdidas o apuestas de emprendimiento desacertadas: el riesgo de incurrir en cualquiera de estas prácticas no deseadas puede reducirse enormemente si se siguen una serie de estrategias. 

Evita el exceso de confianza  

Nadie se escapa del efecto de la verdad ilusoria, así que lo primero es que los líderes deben admitir que están expuestos a él. Por el contrario, la ciencia ha investigado muy a fondo el prejuicio del punto ciego que hace que los responsables de la toma de decisiones reconozcan los sesgos que afectan a las decisiones de los demás, pero se olviden de los suyos. 

En este sentido, Keersmaecker, Schmid y sus coautores citan al premio nobel Daniel Kahneman, que se hizo famoso al afirmar que si pudiera eliminar un solo sesgo elegiría el exceso de confianza. "Comprender el efecto de la verdad ilusoria y aceptar que somos tan vulnerables a él como cualquier otra persona es un fructífero primer paso para minimizar sus peligros", señalan. 

Busca la diversidad de opiniones  

Normalmente, las decisiones no las toma una persona totalmente sola, sino con la información y las visiones compartidas de los miembros de su equipo. Con todo, siempre existe el riesgo de crear una burbuja epistémica (o cámara de eco) en que todos los miembros de la red compartan una opinión similar

Algunas investigaciones demuestran que la diversidad es un factor crucial en el rendimiento de un grupo, al considerar que los equipos que incorporan perspectivas diversas pueden tener un mejor desempeño que los equipos que cuentan con más altas capacidades individuales pero cuyas visiones son más homogéneas. La recomendación es clara: los directivos deberían rodearse de equipos diversos y fomentar un entorno en que todo el mundo pueda discrepar críticamente y hacer contrapropuestas.  

Interioriza el fact-checking 

Aunque pueda parecer obvio, no hay muchas personas que pongan en tela de juicio los datos y afirmaciones que reciben. Muy a menudo podemos llegar a compartir con los demás información que ni siquiera hemos evaluado adecuadamente. "La mayoría de las veces, damos por buena nueva información que habríamos rechazado si hubiéramos reflexionado un poco más sobre ella", afirman los autores. 

Convertir la evaluación crítica de la información recibida en una rutina mental puede resultar una de las estrategias más efectivas frente al efecto de la verdad ilusoria. A vece basta con preguntar a nuestro interlocutor de dónde ha obtenido la información. Naturalmente, algunos datos requieren una validación más profunda, y este proceso puede consumir demasiado tiempo en algunas ocasiones, pero los líderes deben ponderar si vale la pena postergar algunas decisiones en aras de una mayor exactitud. 

Insiste en la verdad  

El mismo atajo cognitivo que nos lleva a aceptar información falsa como verídica por medio de la repetición puede utilizarse en sentido contrario. Insistiendo en lo que sabemos que es verdad y repitiéndolo, avanzaremos mucho en la lucha contra la información engañosa en nuestra organización. Al respecto, los autores señalan: "Resulta especialmente eficaz repetir las afirmaciones literalmente, más que reformularlas con otras palabras."  

Ciertamente, esta estrategia simple pero efectiva corre el riesgo de repetir inadvertidamente información falsa. Pero evitar el exceso de confianza, buscar opiniones distintas e interiorizar un fact-checking rutinario de los datos ayudará a prevenirlo. 

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