¿Pueden ser útiles las competencias directivas para superar con éxito la Selectividad?
5 características para afrontar desafíos exigentes
Párate un segundo. Detente a pensar. ¿En qué punto de tu vida estás? Seguramente, es algo en que habrás reflexionado durante este período de confinamiento. Hay decisiones que condicionarán tu vida y una de ellas es la elección de tus estudios. Pero, antes, debes superar la prueba de la Selectividad. Y acaso te preguntes: ¿Estaré capacitado? ¿Obtendré la nota suficiente para realizar mis estudios? ¿Soportaré la presión los días del examen? ¿Podré adaptarme a la situación de la Covid-19 y llegar al examen con la suficiente preparación?
En Esade, llevamos más de quince años desarrollando un programa de competencias profesionales para directivos, denominado LEAD. Este programa lo han cursado miles de personas: directivos sénior de grandes empresas, managers en procesos de cambio y también alumnos de grado de nuestra universidad. En todos estos procesos, se dan algunas características que quisiéramos compartir contigo, porque pueden ayudarte a afrontar un reto tan exigente como son los exámenes de la Selectividad. Estas características también pueden resultar útiles para cualquier persona que tenga que hacer frente a desafíos exigentes.
El autoconocimiento es una competencia que nos posiciona mejor ante los retos
1. Las personas más eficientes son las que más se conocen
Un gran número de investigaciones demuestran que la capacidad de autoconocimiento es una competencia que nos posiciona mejor ante los retos: Saber qué situaciones nos estresan, de dónde vienen nuestros miedos, cuáles de nuestros talentos nos ayudarán a superar las situaciones difíciles. Toda esta información a menudo puede ser desconocida.
Las personas que la conocen, que “se conocen”, tienen más probabilidades de lograr el éxito en todo lo que emprendan. Así pues, ante el reto de la Selectividad, descubre cuáles son tus miedos, tus creencias “infundadas” –aquellas que no obedecen a unas circunstancias objetivas– y qué capacidades tienes para hacer frente a todo ello.
2. Nuestro pensamiento genera reacciones
Las personas más eficientes son las que identifican sus emociones y saben gestionarlas. ¿Quién no se pone nervioso cuando va a ser evaluado? ¿Quién no ha tenido “mariposas en el estómago” ante un examen? No se trata de “eliminar” esta emoción, sino de saber gestionarla. Se trata de saber por qué nos está pasando y cómo podemos dirigirla de otra forma.
Daniel Goleman, investigador conocido por su best seller titulado Inteligencia emocional, explica que nuestras reacciones físicas (nervios, sudoración, falta de concentración) son fruto de nuestras emociones, activadas por estímulos que consideramos amenazas.
Así pues, si cuando estamos estudiando Historia comenzamos a pensar “Seguramente me preguntarán aquellos temas que no me he estudiado”, nuestra mente asocia este pensamiento con una amenaza y nuestro cerebro –que no distingue entre lo real y lo irreal– reacciona enviando señales a nuestro cuerpo para que se proteja. Y, cuando uno se protege, es más inefectivo a la hora de aprender y de reflexionar, ya que solo puede defenderse.
Cuando uno se protege, es más inefectivo a la hora de aprender
¿Qué tal si cambiamos este mensaje por “Hasta el día del examen, me estudiaré el 75 % de los temas muy bien y el resto no tan bien. Tengo muchas posibilidades de que la prueba contenga muchos temas que conozco. Me irá bien".
3. Tener una visión en nuestro horizonte
Richard Boyatzis, profesor de la Case Western Reserve University, ha planteado que centrar el pensamiento en lo que queremos conseguir, en nuestra visión personal, activa los atractores emocionales positivos (positive emotional attractors), situados en el sistema parasimpático y vinculados a emociones de optimismo ante lo que podemos conseguir. Durante todos esos años desarrollando programas para directivos, y en sesiones de coaching, hemos constatado que la visión de un futuro deseado ayuda a conseguir lo que nos hemos propuesto. No se trata de magia; se trata de ciencia.
La visión de un futuro deseado ayuda a conseguir lo que nos hemos propuesto
Así pues, a pesar de las dificultades y de la exigencia que supone un examen como el de la Selectividad, os sugerimos que imaginéis vuestro primer día en la universidad, en una nueva aula, con nuevos compañeros, estudiando lo que queréis…, o, años más adelante, ejerciendo vuestra futura profesión. ¿No es estimulante? El hecho de tener una visión de futuro que os inspire hará que podáis enfrentaros con más garantías a la Selectividad.
4. La persistencia
Una de las frases que se atribuyen a Pablo Picasso es “que la suerte te pille trabajando”. Además de la inspiración que supone tener un propósito (la carrera que queréis estudiar, vuestra nueva vida tras el instituto), también es bueno desarrollar la competencia de la orientación a resultados. La capacidad de permanecer enfocados a un resultado pese a las dificultades, sin abandonar.
A lo largo de estos años, habréis podido comprobar que muchos de vuestros retos no han venido por un momento de inspiración, sino por muchos momentos de esfuerzo continuado. Una de las claves para enfrentarse con éxito a un reto como el de la Selectividad, que exige un esfuerzo intelectual de memorización y de razonamiento, es la creación de hábitos. Adquirir unas rutinas y persistir estableciendo unas metas parciales que os ayuden a avanzar, sin dejaros arrastrar por un pesimismo ocasional o por otros distractores.
5. Tomarse un descanso
El ejercicio físico, una conversación estimulante con nuestros amigos, unos momentos de distracción y de humor desencadenan el flujo de unas hormonas denominadas endorfinas, que regeneran nuestro sistema parasimpático y nos ayudan a proseguir con energía y optimismo en nuestro reto. Además, el actual período de confinamiento, si bien nos evita distractores, también puede generarnos mayores momentos de tensión o ansiedad, por lo cual darnos “un respiro” nos ayudará a mantenernos focalizados.
Vamos hacia un mundo en el cual las competencias técnicas serán cada vez menos importantes
Todo lo anterior es aplicable no solo al reto de la Selectividad. También será aplicable para los próximos años de vuestra vida universitaria. Como bien sabéis, vamos hacia un mundo que ya no es el que han conocido vuestros abuelos y padres, en el cual las competencias técnicas serán cada vez menos importantes y vuestra capacidad de adaptación, de entender qué os está pasando, saber controlar vuestras emociones, tener optimismo ante el futuro y permitiros unos momentos para relajaros os permitirán hacer frente a la mayoría de los retos futuros, proporcionándoos una mayor satisfacción y una mayor efectividad personal.
Profesor asociado, Departamento de Dirección de Personas y Organización de Esade
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