Cómo la UE quiere convertirse en una potencia en computación cuántica

La supercomputación cuántica tiene el potencial para transformar la industria igual que otras revoluciones tecnológicas como la IA o el Big Data. España quiere estar en la primera línea del impulso que ha tomado la UE para marcar el camino.

Equipo Do Better

Precisamente ahora que el mundo estaba acostumbrándose a convivir con el Big Data (y a que nuestros electrodomésticos inteligentes rastreen todos nuestros movimientos y nuestras elecciones queden registradas y almacenadas en enormes volúmenes de terabytes y petabytes para ser posteriormente analizadas a una velocidad imposible de entender con el fin de ofrecernos servicios personalizados instantáneamente), llega la IA.  

Gracias a la IA y a la que tal vez sea su materialización más conocida para el consumidor general, ChatGPT, hemos podido utilizar esas enormes cantidades de datos para satisfacer nuestras propias necesidades, en lugar de limitarnos a dejar que las empresas recopilen dichos datos de forma pasiva de nosotros, los usuarios, y los utilicen para hacer crecer sus beneficios. 

Pero ahora hay que lidiar con una nueva expresión: la computación cuántica. No es del todo preciso calificarla de “nueva”, ya que el concepto de computación cuántica se remonta a la década de 1980.  

En términos científicos, cuántico es la cantidad más pequeña de algo que puede medirse. La teoría cuántica moderna es un término aglutinador que se desarrolló en la década de 1920 para cubrir los aspectos más fundamentales de las leyes de la física. Y entonces, ¿por qué sale ahora a la palestra la computación cuántica? 

El futuro es cuántico 

“El campo de la información cuántica ofrece grandes posibilidades en nuevos sistemas de comunicación y en computación avanzada”, explica Xavier Ferràs, del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences de Esade. 

“En la naturaleza o en la economía existen problemas aparentemente sencillos, cuya complejidad matemática crece a velocidad más que exponencial a partir de un cierto número de variables. Son problemas que, a partir de un cierto punto, escapan a la potencia de los supercomputadores de silicio y que podrían ser abordados con computación cuántica, una tecnología que utiliza principios de la mecánica cuántica para realizar cálculos extremadamente complejos.” 

“Cálculos que tardarían años en resolverse en un supercomputador de silicio, podrían solucionarse en segundos.  Aunque la mayor parte de problemas convencionales seguirán resolviéndose con computadores al uso, la computación cuántica tiene importantes aplicaciones industriales en problemas de optimización y en simulaciones de procesos muy complejos.” 

Llegar a la luna 

Y son estas aplicaciones industriales las que están despertando el interés de los gobiernos y las empresas de todo el mundo, ansiosos por estar a la vanguardia de la tecnología.  

“Si perdemos este carro acabaremos en manos de empresas extranjeras a todos los niveles”, avisa Ferràs. “Perderemos una oportunidad de participar en el nacimiento de esta industria transformadora. Surgirán clústeres de computación cuántica en otras partes del mundo y todo el conocimiento que tenemos aquí (en España) nunca se convertirá en empleo ni en crecimiento económico.” 

“Los alunizajes son un gran ejemplo de cómo la tecnología da forma a la industria”, explica. 

“Aunque el viaje a la Luna hubiera fracasado, su capacidad tractora generó unas capacidades que luego convirtieron al país en líder del mercado civil. Las empresas tecnológicas mundiales que hoy son nombres familiares y han dado forma a la sociedad moderna jamás habrían nacido sin el impulso nacional que el país dio a la I+D para la carrera espacial durante la Guerra Fría.”  

Cuando pensamos en todos estos nombres tan conocidos (Apple, Facebook, Microsoft, Amazon, por nombrar algunos) y en las personas que hay detrás de ellos (Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Bill Gates, Jeff Bezos), está claro que EE. UU. cosechó los frutos de la carrera tecnológica.  

Pero esta vez la UE está decidida a marcar el camino y convertirse en una auténtica superpotencia de la supercomputación cuántica. 

Tecnología local 

“Se trata de una industria con un potencial disruptivo incalculable, pero de extrema complejidad y muy experimental que requiere un gran ecosistema en el que toda la tecnología, desde el primer tornillo al último cúbit tienen que ser europeos”, dice Ferràs.  

“Si el chip viene de Taiwán ya tienes un problema. Si queremos que Europa sea líder en computación cuántica, toda la cadena de suministro debería ser europea.” 

Y esto ya está ocurriendo. El Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), financiado con fondos del Plan Europeo de Recuperación, es la primera computadora cuántica del sur de Europa.  

La iniciativa forma parte de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) de la agenda España Digital 2026, que cuenta con 25 centros situados en 14 comunidades autónomas y está integrada en la Red Española de Supercomputación (RES) coordinada por el BSC-CNS. 

La ventaja de España 

España es uno de los seis países seleccionados por la UE para albergar las primeras computadoras cuánticas como parte de la Empresa Común Europea de Informática de Alto Rendimiento.  

“Se trata de una apuesta por el futuro que consolidará el desarrollo tecnológico e industrial de España y creará empleo muy cualificado, que es uno de nuestros grandes objetivos”, explica Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. 

Alba Cervera, investigadora del BSC y coordinadora de Quantum Spain, añade: “Gracias a este proyecto, España contará con un espacio público con una tecnología emergente y se alineará con propuestas similares europeas y mundiales. Queremos fomentar el uso de esta tecnología de manera transversal, apuntamos tanto a los investigadores como a las empresas.” 

El camino hacia un futuro cuántico 

Para Esade, la apuesta por la investigación ya está dando sus frutos. Ya existe un acuerdo de colaboración con el BSC-CNS para promover la formación y la investigación científica, así como el desarrollo científico y tecnológico, cuyo objetivo es transferir a la sociedad los conocimientos científicos sobre computación de alto rendimiento. 

Esade participará en el diseño, impartición y coordinación de programas de formación, así como en proyectos europeos y de investigación. 

Joan Rodón, decano de Esade Business School, afirma sobre dicha asociación: “Este acuerdo favorece la colaboración entre el ámbito científico-tecnológico y el management y la dirección de empresas, áreas cada vez más interrelacionadas, siendo necesario que los líderes y los directivos conozcan los avances tecnológicos y puedan desarrollar modelos de negocio disruptivos y sostenibles.  

Por ello, esta colaboración brinda la oportunidad, tanto a estudiantes como a profesores, de trabajar con una institución científica pionera de la supercomputación en España, al tiempo que fomenta la colaboración público-privada, imprescindible para el desarrollo de la sociedad.” 

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