El ciclo de vida de las alianzas basadas en valores

Las alianzas por la sostenibilidad discurren por un ciclo continuo de formación, construcción, desarrollo y evolución, sin dejar de enfrentarse a las inevitables tensiones y paradojas que ello supone.

Jaap Boonstra

Las alianzas basadas en valores son alianzas específicas centradas en contribuir a crear una sociedad mejor. Existen numerosos modelos para representar el ciclo de vida de las alianzas. Basándome en mis experiencias, describo a continuación su ciclo de vida en cuatro fases: formación, construcción, desarrollo y evolución. Estas cuatro etapas no son lineales en el ciclo de vida de la alianza, sino que se trata de un patrón dinámico y continuo, lleno de paradojas y de tensiones. 

Life cycle alliances
Ciclo de vida de creación y desarrollo de una alianza

La formación

Iniciar una alianza consiste principalmente en formarla. En esta fase, se establecen los fundamentos. Es la fase en que las partes empiezan a conocerse y a explorar las posibilidades de fortalecerse mutuamente. Se trata básicamente de desarrollar la confianza y de invertir en las relaciones. Las motivaciones y la implicación individuales juegan aquí un papel destacado, al igual que la calidad de las relaciones. La colaboración para innovar se beneficia del poder de las diferencias. 

En la fase de formación, es de suma importancia formular la misión de la nueva alianza. Aunque los miembros fundadores desarrollan inicialmente una misión común, esta misión se elaborará más ampliamente en las fases siguientes y se adaptará, si es preciso. Una misión significativa y atractiva aporta estabilidad a la alianza. Esta es la principal razón que explica por qué es tan importante esta fase.  

Las motivaciones y la implicación individuales, así como la calidad de las relaciones, juegan un papel destacado

Además de la misión común, también se desarrolla la confianza mutua y, por tanto, quién va a participar en ella y quién no. Elegir a los miembros constituyentes adecuados es relevante, porque ellos inspirarán inicialmente a los demás, servirán de ejemplo para otros miembros y jugarán un papel destacado en la alianza casi de por vida. Los primeros miembros se comprometen con una misión, la cual se va perfeccionando con el tiempo, y ayudan a llevarla a cabo. 

La construcción

La segunda fase del ciclo de vida de la alianza consiste en construir una alianza a partir de la iniciativa de sus primeros miembros. Ello plantea la cuestión sobre las formas más adecuadas de cooperación y los acuerdos comerciales en que se regule la posición y la aportación específica de cada una de las partes. Forma y contenido aportan claridad a las relaciones de poder y a los procedimientos de toma de decisiones. Se llega a acuerdos sobre inversiones, distribuciones de costes e ingresos, con el fin de evitar conflictos de intereses y el fracaso de la cooperación. Para ello, es fundamental buscar una identidad común, eso es, determinar la esencia de la alianza y cómo se puede configurar y plasmar en un acuerdo comercial. 

Construir una alianza también implica tomar decisiones organizativas a medida que la alianza se va desplegando y va creciendo el número de miembros. Planificar las relaciones y los patrones de relación es una habilidad, igual que trabajar en la confianza mutua. Consiste en reunir a personas de distintas procedencias y buscar una identidad común y un sentido compartido, sin perder de vista la misión. En esta fase, el control de la alianza comienza a tomar forma y a funcionar cada vez mejor. Dependiendo del tipo de alianza, se nombra a un equipo profesional para gestionar el funcionamiento del día a día del colectivo. 

El desarrollo

La tercera fase consiste en el desarrollo de la alianza. La asociación se centrará ahora en fijar unos objetivos más ambiciosos y en obtener unos resultados. Se trata ahora de aunar ambiciones y alcanzar un objetivo común. Para cumplir con su misión social, los miembros de la alianza deberán esforzarse al máximo para lograr más impacto en la realización de una sociedad más justa y sostenible

En esta fase, son importantes los resultados visibles para seguir invirtiendo en la colaboración. Los resultados animan a las partes y hacen tangible el valor añadido de la colaboración. Si no se obtienen unos resultados concretos, es muy probable que la cooperación se vea sujeta a una creciente presión y acabe rompiéndose. Esta es la razón por la cual en esta fase son esenciales la forma de trabajar y la coordinación y gestión de las actividades de la alianza.  

Basándonos en la misión y en la visión, trabajamos en formular objetivos, nombrar actividades y distribuir tareas y roles. En este punto, son esenciales las competencias procedimentales, porque dan sentido a las relaciones dentro de la alianza. Es el arte de gestionar las paradojas y tolerar las diferencias. 

La evolución

La cuarta fase consiste en hacer evolucionar la alianza. Una alianza sana se desarrollará de forma natural y no se verá forzada a realizar una transformación radical que la obligue a pasar por un nuevo proceso de formación. Es esta fase, la alianza se enfrenta al desafío de seguir innovando y adaptándose a medida que va cambiando el contexto y aumenta la presión. A largo plazo, pueden declinar los resultados y la importancia visible de la alianza, así como la voluntad de seguir invirtiendo energías en ella. Llegados a este punto, la cuestión es si la alianza es capaz de renovarse y reinventarse. 

Las fases más complicadas de una alianza son las de desarrollo y evolución

En esta fase, también es esencial una estrecha cooperación. Su principal preocupación es determinar cómo se puede mantener y renovar la colaboración. En la transformación de la alianza, existe el arte de reconocer los inmovilismos y abordarlos. Se necesita un liderazgo fuerte y visionario para abordar las distintas visiones de los problemas y las perspectivas de futuro. Ello requiere con frecuencia un liderazgo compartido o colectivo. En este sentido, la implicación sincera de figuras clave resulta esencial. 

Un ciclo continuo

Las alianzas basadas en valores discurren continuamente por un ciclo de vida de formación, construcción, desarrollo y evolución. Por su orientación social, las alianzas basadas en valores se enfrentan a retos en todas las etapas de su vida y a lo largo de su existencia deben hallar respuesta a ellos. A lo largo de su ciclo de vida, las distintas actividades que desarrollan pueden discurrir en paralelo. Por ejemplo, la selección de socios es un proceso continuo, y los cambios en el entorno pueden afectar a sus actividades y al alcance de la alianza. Esta puede modificar su misión y visión, iniciar y acabar proyectos innovadores y ajustar sus modelos de gestión. 

Las fases más complicadas de una alianza son, probablemente, las de desarrollo y evolución. Un buen proceso de creación en la fase de formación y un esmerado proceso de desarrollo en la de construcción son importantes para su sana evolución y su valiosa transformación. En la fase de desarrollo, una misión compartida con una visión clara guía la alianza y sus valores compartidos y principios rectores le dan estabilidad en este proceso de cambio y de desarrollo. La fase de evolución parece la más dinámica, puesto que en ella pueden cuestionarse la misión y el propósito de la alianza. La fase de evolución puede ser evolutiva o revolucionaria, cuando se produce una transformación total de la alianza. Finalmente, antes de entrar en la fase evolutiva, es importante prever el futuro de la alianza, en un mundo tan ambiguo, incierto y dinámico. 

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