

Empresas sociales: ¿deberían competir o cooperar?

Artículo basado en una investigación de Daniel Arenas
Las empresas sociales acostumbran a trabajar por el bien común y se da por sentado que deberían cooperar. Pero un estudio de Esade liderado por Daniel Arenas revela que competir de forma sana también es un elemento fundamental que los líderes sociales no deberían olvidar.
El estudio, una colaboración con Solange Hai (CARE Nederland) y Chiara De Bernadi (IUSS - Scuola Universitaria Superiore di Pavia), explora las tensiones internas y los conflictos existentes entre empresas sociales de un mismo sector.
Los autores, que analizaron empresas sociales en el mercado de ropa de segunda mano, revelan que en el tercer sector existen dinámicas que oscilan entre la cooperación y la competencia (un término conocido como "coopetición").
Las empresas sociales empezaron a proliferar en la década de los 70 y su expansión se aceleró de forma significativa a partir del cambio de siglo. Su crecimiento ha despertado el interés de la comunidad académica y diversos autores han examinado los límites y diferencias entre las estructuras internas de gestión de empresas sociales y empresas con fines de lucro.
Las empresas sociales acostumbran a trabajar por el bien común, pero no deberían olvidar que también es fundamental competir de forma sana
A pesar del interés que este tema ha suscitado entre la comunidad académica, todavía existe poca evidencia sobre las relaciones a nivel interorganizacional entre empresas sociales de un mismo sector: ¿compiten, cooperan o complementan ambas dinámicas?
La investigación revela que, si bien los objetivos sociales y económicos motivan a las empresas sociales, existen tres niveles diferenciales que implican la combinación de competencia y cooperación: un primer nivel operativo, un segundo nivel de partes interesadas y un tercer nivel contextual.
- A nivel operativo, la "coopetición" permite a las organizaciones alcanzar su potencial mientras mejoran sus habilidades.
- A nivel de interacción con las partes interesadas, la "coopetición" ayuda a garantizar una imagen y reputación positivas.
- A nivel contextual, la cooperación entre empresas sociales tiene un efecto positivo en la aceptación cultural.
Los resultados de la investigación, según los autores, tienen importantes implicaciones para la teoría y la práctica en el mundo de la gestión de empresas sociales.

Un caso práctico: el mercado de ropa de segunda mano
Los autores analizaron 15 empresas sociales de integración laboral en el mercado de ropa de segunda mano en Cataluña, con el objetivo de descubrir las dinámicas de "coopetición" entre empresas sociales en un mismo sector.
Aunque las actividades de recolección, clasificación y reventa acostumbran a ser muy similares entre organizaciones, el propósito puede variar: desde brindar un servicio social (ropa más barata e integración laboral), hasta preservar el medio ambiente (reciclaje), o crear conciencia sobre una causa benéfica (tiendas como centros de información).
Las organizaciones analizadas en el estudio operaban bajo una sola marca, pero cada una tenía su propia organización separada, con una estructura, financiación y misión independientes. Esto permitió a los investigadores analizar un sistema relativamente pequeño de empresas sociales que participaban en actividades comunes pero que, al mismo tiempo, competían por donaciones.
El análisis desveló comportamientos tanto orientados a la cooperación como a la competencia, una situación descrita con claridad por el líder de una de las organizaciones: "La competencia siempre ha existido en mayor o menor grado, pero siempre dentro de un marco de compartir".
Tres niveles de acción
Los comportamientos "coopetitivos" se desarrollaron en tres niveles de acción diferentes: operativo, de partes interesadas y contextual.
A nivel operativo, la "coopetición" permite a las empresas sociales intercambiar recursos y compartir conocimientos, pero también esforzarse por convertirse en una organización de referencia en innovación y gestión operativa.
La 'coopetición' permite mantener estándares de calidad y límites claros que benefician a todas las organizaciones, pero también puede dar lugar a disputas sobre recursos
A nivel de interacción con las partes interesadas, la "coopetición" permite mantener estándares de calidad y límites claros que benefician a todas las organizaciones, aunque también puede dar lugar a disputas sobre recursos (por ejemplo, ropa, permisos) basadas en diferentes puntos de vista sobre cómo lograr los objetivos sociales y, en ocasiones, sobre el objetivo social en sí mismo. Pero incluso si estas diferencias se convierten en obstáculos para la cooperación, pueden ayudar a las empresas a avanzar en sus objetivos sociales, empujándolas a innovar y a expandirse.
Esto conduce a mayores posibilidades de contratar y capacitar a personas excluidas del mercado laboral (un objetivo de la integración laboral), lo que a su vez mejora la legitimidad y la aceptación cultural de todo el sector con una audiencia más amplia: el nivel contextual.
Juntos, estos niveles de acción "coopetitiva" ayudan a promover los objetivos económicos y la misión social de todas las empresas.

Implicaciones para las empresas sociales
En los casos analizados, las relaciones de "coopetición" entre empresas sociales de un mismo sector se manifiestan a lo largo del proceso, tanto en momentos de conflictos externos –como la pérdida de financiación de donantes– como en periodos más tranquilos.
Sin embargo, aunque los objetivos sociales y económicos de las empresas las llevan a cooperar y a competir simultáneamente, el nivel de tensión (competencia/cooperación; objetivos sociales/económicos) depende a su vez del nivel de acción en curso.
Los emprendedores sociales podrían beneficiarse de comprender las dinámicas de la 'coopetición', en lugar de descuidarla
Y, si bien el aumento en el número de empresas sociales podría mejorar el impacto social general, esta tendencia tiene importantes implicaciones a nivel interorganizacional.
La creación de más empresas sociales podría generar entornos más competitivos, pero también más oportunidades de cooperación. Combinar la competencia y la cooperación podría tener resultados beneficiosos, pero para ello los directivos deberían tener presente cómo las dinámicas externas de cooperación se desarrollan a distintos niveles e influyen en las tensiones socioeconómicas internas.
Si las empresas sociales asumen que para aumentar su impacto social solo necesitan colaborar con organizaciones que tengan objetivos similares, se sorprenderán cuando se vean obligadas a gestionar la competencia, en sus diferentes niveles, en lugar de únicamente la cooperación. Si bien la idea de alcanzar un objetivo social acostumbra a asociarse con la cooperación entre organizaciones con ideas afines, los emprendedores sociales podrían beneficiarse de comprender las dinámicas de la "coopetición", en lugar de descuidarla.

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