

Las empresas necesitan ir más allá de los beneficios económicos para frenar la tragedia climática
Las empresas –pequeñas, medianas y grandes– juegan un papel clave en la lucha contra el cambio climático.

Mitigar las consecuencias catastróficas del calentamiento global dependerá de la velocidad en que las empresas adopten prácticas sostenibles.
Tobias Hahn, profesor de Esade y experto en sostenibilidad, aboga por la acción empresarial como motor para hacer frente a los retos más acuciantes del cambio climático.
Do Better: Su investigación sobre sostenibilidad fue premiada por la French Foundation for Management Education. En su estudio afirma que las compañías tienen que replantear su estrategia empresarial tradicional.
Tobias Hahn: Los retos que nos depara el futuro son tan críticos que hoy ya no basta con adoptar medidas sostenibles tradicionales en las empresas. En nuestra investigación, examinamos cómo los cambios en la mentalidad de los directivos pueden influir en sus acciones empresariales para mejorar la sostenibilidad.
Los directivos responsables asumen responsabilidades que van más allá de la gestión empresarial y se comprometen a llevar a cabo acciones sostenibles porque saben que es su responsabilidad hacia el mundo.
Los directivos responsables se comprometen a llevar a cabo acciones sostenibles porque saben que es su responsabilidad hacia el mundo
¿Cómo pueden las empresas ir más allá de la gestión empresarial para luchar contra el cambio climático?
Hay millones de razones que dificultan nuestra capacidad para hacer frente al cambio climático, pero no hay excusas que valgan. Los científicos del clima nos advierten que si queremos evitar que el aumento global de la temperatura sobrepase los dos grados tenemos que reducir las emisiones de carbono a cero en los próximos 30 años. Tenemos que actuar con urgencia.
Por desgracia, la mayoría de las predicciones sobre el cambio climático han sido demasiado optimistas: nuestro planeta se está calentando a una velocidad muy superior a la que los científicos habían calculado. Pero, la parte positiva de este reto es que están saliendo a la luz iniciativas empresariales que están desarrollando soluciones climáticas alternativas.
Existe una nueva ola de inversiones del sector privado para desarrollar tecnologías sostenibles que ayuden a combatir el cambio climático
¿Por ejemplo?
Existe una nueva ola de inversiones del sector privado que tiene por objetivo desarrollar tecnologías sostenibles que ayuden a combatir el cambio climático. La implicación de los mercados en la lucha contra el cambio climático está creciendo. Y no necesariamente porque los inversores de repente quieran ser sostenibles, sino porque están empezando a comprender que el cambio climático pone en riesgo sus inversiones.
Por ejemplo, si invierte en una mina de carbón, las posibilidades de que las regulaciones se modifiquen en cinco años debido al calentamiento global son bastante elevadas y ese cambio podría poner en riesgo sus activos e inversiones.

¿Cómo está impactando el calentamiento global en el sector industrial?
Un ejemplo que a menudo explico en clase es cómo el calentamiento global está cambiando el sector de la automoción a marchas forzadas. La industria automovilística está experimentando fuertes cambios y nadie sabe –ni los gobiernos– qué pasará en un futuro. En Alemania, por ejemplo, un gran porcentaje de la generación de empleo depende de la industria automovilística. Los coches eléctricos no acaban de tener el impulso que se esperaba y el sector afronta dos retos adicionales: la aceptación del consumidor y la gestión a nivel de infraestructura.
Aunque la demanda para conducir coches eléctricos es elevada, existe un problema adicional: no hay suficiente materia prima para construir baterías que cubran la demanda. Para ello se necesita litio y cobalto, dos recursos limitados.
Para empeorar las cosas, las fuentes principales de cobalto se encuentran en la República Democrática del Congo, donde las condiciones de trabajo son horribles. Otra cuestión, más allá de la materia prima, es también conocer el origen de la electricidad, ya que si se produce a través del carbón no ganamos nada en materia de sostenibilidad...

Hay mucha incertidumbre...
La gente suele tener resistencia al cambio, pero la ciencia nos está advirtiendo de la necesidad de cambiar nuestro estilo de vida si queremos evitar las consecuencias devastadoras del cambio climático. Si no cambiamos desde ya, nada jamás volverá a ser como ahora.
También necesitamos replantear la agricultura, otra área que juega un papel crítico en el cambio climático debido a los fertilizantes y al consumo de carne. Cerca de la mitad de los cultivos están destinados a alimentación animal. La carne es extremadamente perjudicial para el clima.

Estamos en una montaña rusa...
Todos y cada uno de nosotros somos responsables de nuestras decisiones y comportamientos. Pero, honestamente, creo que será imposible solucionar la crisis climática si los gobiernos no ponen de su parte y adoptan medidas y regulaciones contundentes.
Los negacionistas del cambio climático, como Jair Bolsonaro en Brasil o Donald Trump en los Estados Unidos, basan sus intereses en beneficios a corto plazo. Pero los beneficios económicos no van a prevenir la catástrofe climática.
Las escuelas de negocios juegan un papel crítico en la lucha contra el cambio climático
Las escuelas de negocios juegan un papel crítico en la lucha contra el cambio climático. Nuestros alumnos deben comprender que los beneficios tienen un límite y que es imprescindible ir más allá de las ganancias económicas. Es inútil pensar en los beneficios a corto plazo si dentro de unas décadas el planeta llega a un punto de no retorno.
¿Cómo pueden los gobiernos ayudar a las empresas en la transición climática?
Los gobiernos necesitan crear marcos legales que garanticen la producción de energías alternativas como una vía de negocio interesante para las empresas. Las compañías no producen electricidad con petróleo o carbón porque quieren contaminar. Solo lo hacen, por supuesto, porque quieren obtener beneficios económicos. Si algún día producir energía solar se convierte en un modelo más rentable que el petróleo o el gas, las empresas, sin duda alguna, harán el cambio.

Como en cualquier transición, habrá ganadores y perdedores. Pero si no actuamos ahora, todos seremos perdedores porque nos veremos obligados a vivir en un planeta que alcanzará los cuatro grados de temperatura y las consecuencias serán devastadoras para la Tierra.

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