Menos es más: La reducción de la jornada laboral

Las jornadas laborales más largas tienen efectos nocivos sobre la salud y no se traducen en una mayor productividad.

Anna Ginès i Fabrellas

Este artículo fue publicado en el informe Estado del Mercado Laboral en España 2023 de InfoJobs y Esade


La reducción de la jornada laboral ha sido, sin duda, la medida más mediática del acuerdo de Gobierno entre PSOE y Sumar. A la espera de una propuesta legislativa concreta, desde el Ministerio de Trabajo se ha anunciado la reducción progresiva de la jornada laboral hasta 38,5 horas en 2024 y hasta las prometidas 37,5 horas en 2025.  

La reducción de la jornada laboral es una medida necesaria para la racionalización del tiempo de trabajo. Según datos de Eurofound y OIT (2019), el 22 % de las personas trabajadoras en la Unión Europea trabaja en su tiempo libre y el 15 % lo hace por encima de la jornada laboral máxima. Adicionalmente, muchas personas tienen dificultades para desconectar del trabajo; en España, aproximadamente el 60 % consulta el correo electrónico fuera de su jornada, en comparación con el 30-40 % de otros países europeos (Time Use Initiative, 2023). 

Las largas jornadas laborales tienen importantes efectos negativos sobre la salud de las personas. Más del 50 % de ellas alega padecer estrés derivado del trabajo (EU-OSHA, 2019), aproximadamente el 25 % de las bajas laborales a nivel global obedecen a estrés y una de cada cuatro depresiones se relaciona con estrés laboral (Dragioti et al., 2022). Y en este escenario, en el Estado español es donde las personas trabajadoras tienen peor percepción del impacto del trabajo en su salud mental: el 38 % considera que el trabajo afecta negativamente a su salud, en comparación con el 25 % de media en la Unión Europea (Eurofound, 2020). 

Las largas jornadas laborales tienen importantes efectos negativos sobre la salud de las personas

Más allá de esto, España es el Estado de la Unión Europea donde las personas terminan más tarde su jornada laboral: el 30 % trabaja hasta las siete de la tarde y aproximadamente el 10 % hasta pasadas las nueve de la noche, según la Encuesta de Empleo del Tiempo del INE (que se publicó por última vez en 2010). El retraso en la finalización de la jornada laboral tiene también afectaciones en términos de salud, por cuanto se disminuye el tiempo libre disponible y se retrasa la hora de ir a dormir. En este sentido, España es el país en el que se practica menos deporte, se duermen menos horas y se toman más tranquilizantes en comparación con otros países de la Unión Europea (Time Use Initiative, 2023).  

Desgraciadamente —o, mejor dicho, afortunadamente—, las jornadas laborales más largas y hasta más tarde no se traducen en una mayor productividad. Según un informe de EAE de 2018, España es uno de los países de la Unión Europea en el que se trabaja más horas, pero de los menos productivos. De hecho, una de las conclusiones que puede extraerse de este estudio es que no existe una correlación directa entre el número de horas trabajadas y la productividad. Por el contrario, sí que existen múltiples estudios empíricos que relacionan incrementos en la productividad cuando se aumenta el bienestar de las personas trabajadores, ya sea debido a un incremento de sus horas de sueño, mejora de sus opciones de conciliación de la vida laboral y familiar o incremento de su capacidad de autonomía y flexibilidad en la gestión del tiempo de trabajo.  

Medidas para una mejor organización del tiempo de trabajo

La reducción de la jornada laboral, por tanto, se presenta como una medida necesaria para abordar algunos de los problemas estructurales del mercado de trabajo español y garantizar una mayor racionalización de los horarios. Sin embargo, esta medida, si bien necesaria, no es suficiente y requiere de otras para alcanzar una ordenación del tiempo de trabajo más equilibrada. En primer lugar, es necesaria una ordenación del tiempo de trabajo más igualitaria, que garantice una mayor conciliación entre la vida laboral y familiar. La desigual distribución de tareas de cuidado entre mujeres y hombres redunda en una mayor pobreza del tiempo entre las mujeres.  

En concreto, el 24 % de las mujeres en España alega ser pobre en tiempo, porcentaje que alcanza hasta el 35 % respecto de aquellas con hijos o hijas (Time Use Initiative, 2023). De hecho, en el Estado español, la percepción de las personas de su capacidad de conciliación entre la vida laboral y personal es inferior a la media europea, tanto para los hombres como para las mujeres (Eurofound, 2020).  

El 88 % de las excedencias por cuidado de hijos y el 78 % de las excedencias por cuidado de familiares dependientes recaen en mujeres

La actual organización del tiempo de trabajo dificulta, e incluso imposibilita, la conciliación de las responsabilidades laborales y familiares. Muchas personas —mayoritariamente mujeres— se ven obligadas a acudir a reducciones de jornada, excedencias, al contrato a tiempo parcial o a renunciar a su carrera profesional para poder atender satisfactoriamente las tareas de cuidado. Según datos del INE de 2022, prácticamente el 74 % de los contratos a tiempo parcial, el 88 % de las excedencias por cuidado de hijos y el 78 % de las excedencias por cuidado de familiares dependientes son disfrutadas por mujeres. Sin duda, el ejercicio de estos derechos —sin perjuicio del interés individual de las personas que se acogen a ellos— tiene un impacto en términos de brecha salarial y de oportunidades de promoción y crecimiento profesional de las mujeres.  

En consecuencia, además de la reducción de la jornada laboral —que, sin duda, también puede contribuir a una mejor conciliación de la vida laboral y familiar— es necesario adoptar otras medidas, como la ampliación de las opciones de reducción de la jornada —admitiendo, por ejemplo, una reducción discontinua o irregular— o la ampliación de los permisos, incluida la retribución del recién introducido permiso parental, como fija la Directiva 2019/1158 relativa a la conciliación de la vida laboral y profesional.  

En segundo lugar, es importante ofrecer mayor transparencia y previsibilidad a las personas respecto de su tiempo de trabajo. Más allá de la falta de flexibilidad o autonomía en la gestión de su tiempo de trabajo, hay quien tiene horarios completamente variables y totalmente inciertos. La incertidumbre sobre el tiempo de trabajo, sin duda, contribuye a una pobreza del tiempo, al carecer la persona de capacidad para organizar su vida personal y familiar en torno a sus obligaciones laborales. 

Se ha de reforzar la obligación empresarial de informar a las personas empleadas sobre los aspectos relativos al tiempo de trabajo

Resulta esencial, por tanto, que las personas conozcan cuál será su tiempo de trabajo, debiéndose reforzar la obligación empresarial de informar a las personas trabajadoras de todos aquellos aspectos relacionados con el tiempo de trabajo —jornada, horario, regulación sobre horas extraordinarias, etcétera—, en línea, por otro lado, con la Directiva 2019/1152 referente a condiciones laborales transparentes y previsibles. Es más, es necesario ofrecer transparencia y previsibilidad en el tiempo de trabajo también a las personas con jornadas imprevisibles o variables. En estos casos, a pesar de la variabilidad del tiempo de trabajo, se debe asegurar una mínima previsibilidad y transparencia mediante la información sobre los días y franjas horarias que la persona puede ser requerida a trabajar, el preaviso mínimo, etcétera.  

Finalmente, en tercer lugar, es necesario garantizar unos horarios más saludables mediante medidas como la ampliación del descanso semanal a dos días o el reforzamiento del derecho a la desconexión digital, para garantizar el descanso adecuado de las personas trabajadoras. Otras medidas necesarias son, por ejemplo, el fomento de la compactación de la jornada y la limitación de las interrupciones, especialmente en el contrato a tiempo parcial, un contrato muy feminizado donde el tiempo de trabajo puede extenderse en exceso mediante múltiples interrupciones. O, por último, la reforma de la regulación del trabajo a turnos y del trabajo nocturno, para evitar que las características intrínsecas de estas formas de trabajo no deriven en problemas de salud de las personas trabajadoras. 

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