Cómo transformar la universidad en la era de la disrupción tecnológica
La universidad de nuestros tiempos necesita expandir y reorientar su misión. Las nuevas tecnologías tienen el potencial de actuar como palanca para una resignificación de los propósitos de la academia.
Adaptado del manifiesto ‘Hacia la transformación de la universidad’ de Esteve Almirall, Ivan Bofarull, Marc Cortés y Cecilia Tham.
En los últimos años, y en especial en los últimos meses, se han producido avances tecnológicos que impactan en los fundamentos y en las posibilidades de la educación universitaria. El contexto invita a preguntarse hasta qué punto la combinación de las nuevas tecnologías, desde la IA generativa hasta el metaverso, podría ser un factor catalizador para la reducción del déficit de competencias que se observa en España y en gran parte de la Unión Europea.
¿Qué cambios necesita la universidad para situarse al nivel de los retos que vienen? ¿Y cómo llevarlos a cabo? Estas cuestiones han sido exploradas en el white paper Business education in the of the metaverse, cuyas conclusiones se exponen a continuación.
Principios fundacionales
1. Expandir la misión
A lo largo de su historia moderna, la universidad ha desarrollado su misión en torno a la investigación y la docencia, produciendo conocimiento científico relevante y formando a estudiantes en conocimientos y valores. La universidad sigue teniendo un rol importante en la sociedad, pero la evolución de la tecnología en los últimos años la obliga a transformarse para seguir siendo relevante. A su misión tiene que añadir su propia transformación. Y, para ello, la universidad deberá forzarse para poder cambiar y preguntarse cómo podría ampliar su impacto a un nuevo orden de magnitud.
2. Reconfigurar la mirada
Para que la universidad pueda expandir su misión, debe reconfigurar su mirada: en lugar de poner el foco en sus departamentos y programas (su oferta), ha de poner el foco en las necesidades y en los retos a que da respuesta. Al respecto, consideramos que existen tres problemas o retos fundamentales:
- Responder a la necesidad de generar y dar acceso a un conocimiento más reflexivo y profundo, en un mundo en que este está ampliamente disponible
- Facilitar una experiencia de aprendizaje transformadora
- Validar rigurosamente los conocimientos y las habilidades adquiridas, precisamente en un entorno de habilidades cambiantes y de múltiples certificaciones.
En la era digital actual, incluso el conocimiento más especializado está a disposición de todos, en algunos casos con altísimos niveles de calidad, tanto en el contenido como en la experiencia digital. Ello se extiende también a la adquisición de credenciales académicas, con un mercado emergente y creciente de microcredenciales. Todo esto obliga las universidades a reconsiderar su rol histórico y a encontrar su lugar en un mundo radicalmente distinto al que las vio surgir.
3. Del propósito a la tecnología, y no al revés
La transformación no se realiza a golpe de “aditivos” tecnológicos: no se transforma mejor quien dispone de más y/o mejor tecnología. La transformación comienza por comprender a fondo los retos y asignar a la tecnología un carácter habilitador, de palanca, que permita alcanzar metas ambiciosas asociadas a dichos retos. La IA generativa y el metaverso tienen el potencial de generar un efecto multiplicador, más que lineal, en distintos ámbitos de la experiencia educativa, entre ellos:
- La producción de conocimientos y de contenidos. La IA generativa como copiloto (modelos de IA personalizados para cada universidad) para crear conocimiento y contenidos de mayor valor, y el metaverso como espacio para la generación de simulaciones, pueden tener un efecto multiplicativo en la producción de contenidos relevantes para el aprendizaje.
- La personalización de la experiencia de aprendizaje. La IA generativa como copiloto pedagógico (personalizado para cada universidad) y el metaverso como espacio donde interactuamos con datos sobre nuestro propio perfil individual de aprendizaje podrían suponer un salto en la personalización de los ritmos de aprendizaje.
- El encaje entre el talento y las necesidades de las organizaciones. La IA y el metaverso, a través de la combinación y de la evaluación infinita de datos, pueden transformar el encaje (matching) entre la oferta y la demanda, de manera que el déficit de competencias se reduzca de forma significativa. Este salto va más allá de la proliferación de microcredenciales que el entorno de educación online ha facilitado en los últimos años.
4. Reprogramar el “sistema operativo” de la universidad
El rol institucional de la universidad debe recuperar un ideal formativo, orientado a cultivar los conocimientos y las habilidades más permanentes, por ejemplo, los conocimientos fundamentales, el pensamiento crítico y la capacidad de conexión más genuinamente humana. La universidad no debe ser simplemente un centro de conocimiento, sino un hub que potencia y reeduca la mirada hacia el largo plazo, la reflexión, la atención y la sabiduría.
El mayor foco en el propósito a largo plazo debe realizarse sin menoscabar que el nuevo “sistema operativo" universitario tiene que ofrecer al alumnado la opción de conectarse a oportunidades de actualización permanente, ofrecidas desde el núcleo esencial de la universidad o a través de partenariados y alianzas que formen parte del mismo ecosistema.
Desarrollar nuevos roles
5. Experiencia de aprendizaje
El rol aglutinador y transmisor del conocimiento que tenía la figura del docente se transforma en un rol facilitador y de apoyo en el proceso de toma de decisiones. En cuanto al estudiante, deja atrás su rol pasivo y adopta un rol protagonista, centrado en el aprendizaje a través de la experiencia. Y si hasta la fecha no disponía de la tecnología ni de sus aplicaciones prácticas para ponerlo en marcha, tecnologías como el metaverso permiten ahora crear entornos inmersivos para desarrollar este paradigma. Pasar a la acción, realizar pilotos e involucrar a los distintos actores para lograr este cambio de roles se plantea como el paso necesario.
6. Investigación
Hubo un tiempo en que la investigación básica se desarrollaba principalmente en laboratorios públicos y universitarios. Sin embargo, esta realidad ha cambiado radicalmente, como es bien palpable en el campo de la inteligencia artificial. No se puede ignorar que la investigación se ha convertido en el requisito para la promoción y el acceso al profesorado, lo que a menudo se traduce en trabajos de escasa relevancia cuya finalidad principal es cumplir con los objetivos de promoción y acceso. Imbricar de nuevo la investigación en la generación de conocimiento relevante, prestigiar la investigación más aplicada y reimaginar su papel en un mundo donde el conocimiento abunda y es mayoritariamente libre son elementos imprescindibles en la reinvención de la universidad.
7. Impacto social
Con el transcurso del tiempo, hemos observado un aumento de la demanda de que las universidades actúen como agentes de transformación social. En un mundo que compite cada vez más en términos de innovación y en que el acceso al conocimiento es generalizado, se espera que las universidades vayan más allá de la mera difusión de dicho conocimiento, que ya es ampliamente accesible. En su lugar, lo que se busca es activar el conocimiento como herramienta para inducir cambios significativos.
Esta transformación se espera tanto en los participantes en programas académicos como en la universidad en su conjunto. No se trata solo de impartir conocimientos, sino de transformar a los participantes, de involucrarse en la creación de startups, contribuir al debate público y apoyar la transformación de nuestras organizaciones e instituciones. La sociedad reclama una universidad que sea catalizadora de los cambios organizacionales y sociales.
Escenarios de futuro
8. Integración de la tecnología
Las tecnologías emergentes en campos como la IA generativa y la realidad aumentada (AR), virtual (VR) y extendida (XR), así como el metaverso, están destinados a transformar nuestras sociedades de manera profunda. En un entorno en que los copilotos digitales constituyen la nueva cotidianidad, el modelo educativo tradicional no puede seguir enseñando para un futuro que ya no existe. La incorporación de estas tecnologías innovadoras no será un proceso sencillo. Estas herramientas tienen el potencial de reemplazar algunas de las funciones que han sido fundamentales en la educación universitaria durante siglos.
9. De la adopción personal a la adopción sistémica
La inteligencia artificial o el metaverso no son tecnologías que debamos compartimentar en un ámbito de uso. Pasar a la acción para lograr un impacto y su adopción generalizada implica pensar en su uso transversal, para que dicha adopción se extienda a las tareas diarias y cotidianas de las personas y pueda aplicarse, con resultados tangibles, al entorno profesional. Llegados a este punto, estamos preparados para que su adopción sea funcional (sustituyendo o reemplazando tareas que ya realizamos), con el objetivo de que su uso se convierta en sistémico.
10. La descentralización centralizada
El metaverso, la DWeb y las tecnologías XR están revolucionando el panorama educativo. Estas innovaciones, desde los espacios virtuales compartidos hasta las estructuras de internet controladas por el usuario, están redefiniendo las interacciones digitales. Para incorporarlas a la educación, es esencial una integración tecnológica vertical sin fisuras, que garantice que todos los componentes, desde la infraestructura hasta las aplicaciones, funcionan armoniosamente.
Sin embargo, el dilema de la “descentralización centralizada” plantea un reto importante. Aunque estas tecnologías promueven la descentralización, es estratégico que su adopción ordenada recaiga en entidades centralizadas que susciten un alto grado de confianza, como las universidades. Estas entidades podrán atraer ecosistemas de innovación a su alrededor para ir configurando la nueva arquitectura de la universidad.
11. De la hiperpersonalización a la metaversidad
La hiperpersonalización está a la vanguardia de la transformación educativa, con herramientas como ChatGPT a la cabeza. A medida que las fronteras entre los algoritmos y los estudiantes se difuminan, las metaversidades se perfilan como las nuevas instituciones educativas del futuro. Estos centros serán versiones “aumentadas” de la universidad actual: mediante el apoyo permanente de la tecnología, serán capaces de producir una experiencia de aprendizaje “aumentada”, tanto para el profesorado como para el alumnado, ampliando así la calidad de la misión de la universidad.
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