

Podcast: Oportunidades, retos y problemas que plantea el teletrabajo
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La crisis del coronavirus ha acelerado el teletrabajo en las empresas. ¿Cómo impactarán las nuevas dinámicas de trabajo en el mercado laboral? En este podcast, José María Lassalle, director del Foro de Humanismo Tecnológico de Esade, y Fátima Báñez, patrona de la Fundación CEOE y exministra de Empleo y Seguridad Social, reflexionan sobre las oportunidades, los retos y los problemas que plantea el teletrabajo.
TRANSCRIPCIÓN
José María Lassalle: Bienvenidos. Soy José María Lassalle, director del Foro de Humanismo Tecnológico de Esade, una institución que se dedica a reflexionar de una manera crítica, pero también propositiva, sobre las políticas públicas que deben conformar una transformación digital de nuestra sociedad, de nuestras empresas y de nuestra política, que tenga al ser humano como centro de atención en su diseño.
Hoy tenemos a una invitada muy especial, Fátima Báñez, ministra de Empleo y Seguridad Social del Gobierno de Mariano Rajoy, que tiene un profundo conocimiento sobre el mundo del trabajo –ha sido, en gran medida, artífice de la transformación del mercado laboral en nuestro país– y posee, además, una buena trayectoria profesional en el mundo de la empresa. Es Licenciada en Ciencias Económicas y en Derecho por ICADE y, en la actualidad, coordina toda la ayuda que la CEOE está gestionando para los proyectos que las empresas destinan a combatir los efectos de la pandemia. Y, al mismo tiempo, es consultora, asesora y consejera de varias empresas, algunas de ellas cotizadas. Gracias, Fátima, por acompañarnos y bienvenida. Es un honor tenerla hoy con nosotros.
Fátima Báñez: Muchísimas gracias, José María Lassalle, por esta oportunidad de compartir reflexiones de presente y también de futuro.
José María Lassalle: Si le parece, entramos en materia. Uno de los temas que queremos abordar hoy es la transformación que el trabajo ha experimentado como consecuencia de la pandemia. Todos sabemos que el trabajo estaba sujeto a un proceso de transición digital, como consecuencia de la adaptación de las empresas a la revolución digital, y ello había ido estimulando progresivamente medidas como el teletrabajo y la posibilidad de conciliar en remoto el trabajo de los empleados, pero esta realidad se ha visto acelerada de una manera muy radical con la pandemia.
Al mismo tiempo, la idea y el concepto de trabajo estaban experimentando una transformación a raíz de la automatización producida por la inteligencia artificial y la robótica en las empresas, que están transformando también el diseño y el modelo del trabajo en nuestro país y en todos los países desarrollados.
La primera reflexión que quisiera plantearle es: ¿Cree que la modificación que ha experimentado el trabajo como consecuencia de la pandemia, con la aceleración de su transformación digital, va a ser definitiva, o bien vamos a seguir en un proceso de hibridación que seguirá escalando posiciones hasta percibir definitivamente el trabajo de una manera mucho más distinta a lo que ha venido siendo hasta ahora, un trabajo desarraigado del ámbito empresarial, un trabajo en remoto en el domicilio de los empleados?
Fátima Báñez: Creo que teníamos por delante unos retos claros en el ámbito del trabajo, que eran desafíos de medio plazo: la globalización, la robotización y la digitalización, sin olvidar la transformación energética y, por supuesto, el envejecimiento de la población, sobre todo en unas partes del mundo, fundamentalmente en España y en la Unión Europea. Estos retos ya los teníamos sobre la mesa y la Covid-19 ha acelerado algunas de esas transformaciones.
Entre el 5 y el 7 % de las personas en activo teletrabajaban un mes antes de la pandemia y, durante este tiempo, 1 de cada 3 lo ha hecho con normalidad
En relación al teletrabajo y a la situación que las empresas han vivido en estos dos últimos meses: algunos dicen que, en dos meses, se ha acelerado más la transformación digital en España que en los últimos cinco años. Y otro dato muy revelador: entre el 5 y el 7 % de las personas en activo en España teletrabajaban justo un mes antes de la pandemia y, durante este tiempo, 1 de cada 3 lo ha hecho con normalidad. Hemos implementado el teletrabajo con esa naturalidad con que a veces hacemos las transformaciones en España. Y, sin duda, ha llegado para quedarse.
Lo que ocurre es que estamos ante una realidad muy diversa. No es igual un sector que otro para poder trabajar en remoto o a distancia, y tampoco lo es el tamaño de la empresa: algunas estaban muy preparadas porque ya habían apostado por la transformación digital, mientras que otras todavía están en proceso de hacerla.
Por tanto, esta transformación la haremos más rápido, porque los cambios están llegando rápido, pero de un modo "asimétrico" en el tejido productivo, en función de los sectores y del tamaño de las empresas. Pero, sin duda, la haremos.
Algunas empresas estaban muy preparadas porque ya habían apostado por la transformación digital
De hecho, ya la estamos haciendo, con todas sus dificultades, de forma que los trabajadores son productivos y están dando lo mejor de sí mismos para mantener la actividad de la empresa y su trabajo en una situación de dificultad, porque estamos confinados todos en casa, en familia, con los niños en el mismo espacio, aunque eso no pasará después de la desescalada.
Además, en este proceso hemos contado también con la confianza de las empresas en la responsabilidad del trabajador en su domicilio, al cual le han confiado la gestión del día a día de sus tareas, que muchas veces no se pueden medir. Es cierto que algunos ya trabajan bien por objetivos, pero otros todavía no hemos aprendido de esa métrica, que nos va a ayudar a teletrabajar en el futuro. Asimismo, las empresas han depositado en los trabajadores la responsabilidad del control de los datos, de la confidencialidad.
Es decir, obrando con generosidad, creo que tanto las empresas como los trabajadores han estado a la altura de las circunstancias, dadas las circunstancias de excepcionalidad que nos ha tocado vivir a causa de la pandemia. A partir de ahí, lo que ahora tenemos que hacer es mejorar este proceso: la transformación digital de las empresas y la oportunidad de los trabajadores de poder empezar a teletrabajar en el futuro con una mayor naturalidad.
Y quiero decir que también en esto estamos preparados. A veces, en España no ponemos en valor algunas cosas que importan. Usted fue secretario de Estado de Agenda Digital y acaso el cambio y la transformación hacia la era digital en España nos pillan más preparados que nunca para llevar a cabo esta revolución, porque tenemos infraestructuras que figuran entre las mejores del mundo en conectividad y en comunicaciones, como nunca había pasado en ninguna revolución de nuestra historia económica.
Tenemos que mejorar la transformación digital de las empresas y la oportunidad de los trabajadores de poder empezar a teletrabajar en el futuro con una mayor naturalidad
Creo que hoy España tiene infraestructuras y está mejor preparada para la revolución digital. En este momento, está totalmente desplegándose el plan 300 % que impulsamos, que es una cobertura ultrarrápida para todo el territorio, lo cual me parece muy importante para los cambios que se avecinan.
En segundo lugar, ya tuvimos la capacidad de anticiparnos como sociedad y como Administración pública en 2012, cuando regulamos por primera vez el teletrabajo en el Estatuto de los Trabajadores, con ocasión de su reforma. Y ahí ya se sentaban las bases generales de protección de los derechos de los trabajadores, es decir, el trabajador, independientemente de que trabaje en su centro de trabajo en la empresa o a distancia en su domicilio, tiene los mismos derechos y tiene derecho al mismo salario total que una persona de su mismo grupo profesional o responsabilidad. Tiene derecho también a la seguridad y a la salud en el trabajo, a la formación permanente y a tener una carrera profesional.
Y, por último, también se reconoce al teletrabajador el derecho a la representación sindical. Por tanto, los derechos básicos del trabajador, independientemente de si trabaja a distancia o en el centro de trabajo, están regulados y son los mismos hoy en España.
Ahora bien, con la experiencia de estos dos meses, tenemos que analizar cómo hemos desarrollado este proceso desde 2012, qué tenemos que mejorar y cómo tiene que seguir ejerciendo la persona ese derecho, con todas las garantías.
El teletrabajo no puede ser una invasión de la vida personal
Por ejemplo, un tema que está sobre la mesa del diálogo social y del cual se ha hablado con los sindicatos y con la patronal en los últimos tres años es cómo regular el derecho a la desconexión en España, eso es, que trabajar en casa no significa no tener espacio para la vida personal: el teletrabajo no puede ser una invasión de la vida personal, del tiempo para el cuidado de los hijos, para el deporte, para el ocio, para la cultura o para la formación, más allá de la realizada en la empresa. Este derecho a la desconexión ya está regulado en Francia, que es el modelo sobre el cual estamos trabajando en el diálogo social.
Además, hoy el Gobierno de España se está planteando una nueva regulación del teletrabajo, que está en período de consultas públicas.
Sobre todo ello, quisiera hacer dos reflexiones: el teletrabajo es flexibilidad para el trabajador y para la empresa. Y los primeros estudios también indican que los trabajadores son más productivos y, por tanto, la empresa es más competitiva, así que se trata de una gran oportunidad para todos. Así pues, no hiperregulemos esta manera de trabajar para quitarle flexibilidad.
El teletrabajo es flexibilidad para el trabajador y para la empresa
Creo precisamente que es una gran oportunidad que este tema se debata profundamente en el ámbito del diálogo social y también en la negociación colectiva, que es una manera de regularlo de verdad, porque no es igual el tamaño de la empresa ni, sobre todo, es igual el sector en que se teletrabaje. Por tanto, en esta cuestión, sería más interesante, como país, dar confianza a los representantes de los trabajadores y de las empresas para que regularan el teletrabajo en la negociación colectiva, para hacerlo más cercano a la realidad de cada día en el ámbito empresarial y del trabajo.
Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, solo el 5 % de los convenios que se han firmado o que se han renovado en el último año recogen el teletrabajo. Y ello afecta al 15 % de los trabajadores que en la actualidad tienen cobertura de la negociación colectiva.
Por tanto, tenemos mucho por delante y creo que, desde los acuerdos sociales para el diálogo social y desde la negociación colectiva, vamos a tener más éxito en la regulación y en la mejora de la legislación en lo referente al teletrabajo porque, si lo hiperregulamos, corremos el riesgo de quitarle la flexibilidad que nos da a todos, tanto al trabajador como a la empresa.
Si hiperregulamos el teletrabajo, corremos el riesgo de quitarle la flexibilidad que nos da a todos, tanto al trabajador como a la empresa
José María Lassalle: Ha hecho una disección y un análisis tan pormenorizados y tan extensos que prácticamente ya ha respondido las preguntas que podría plantearle. En su exposición, se ha referido ya a las ventajas competitivas que tiene España por el despliegue de sus infraestructuras digitales o porque ya dispone de una regulación básica para poder articular otra más precisa que permita dar seguridad jurídica al desarrollo del trabajo en remoto o al teletrabajo dentro de la flexibilidad que plantea.
Pero hay un aspecto importante en el cual, en estos momentos, creo que debe incidirse más a la hora de diseñar las políticas públicas: el estímulo de las habilidades digitales de los trabajadores. Ahí probablemente hay un gap importante, no para todo el mundo, puesto que siempre el teletrabajo tiene un componente de voluntariedad. Pero si al final de lo que se trata es de estimular el desarrollo del teletrabajo, nos encontramos muchas veces con el obstáculo educativo, referido a la habilidad con que uno desarrolla la capacidad para manejarse en remoto y poder luego coordinarse mediante las infraestructuras tecnológicas que tenga en casa y se coordinen con la empresa.
Y otro tema importante que ha mencionado y que quisiera que también nos comentara más extensamente es el de la ciberseguridad con relación a las empresas. Las grandes empresas españolas tienen ciertamente un diseño importante al respecto, pero las pymes y los autónomos tenemos la puerta abierta de nuestra casa, acaso porque no estamos familiarizados con las dinámicas de hackeo o de vulneración.
Los cambios y las revoluciones han venido para mejorar la vida de las personas y de los trabajadores
Fátima Báñez: Me ha gustado cómo ha planteado esta reflexión. Sobre la transformación digital y sobre los nuevos empleos, hay dos posturas: unos lo ven con temor y otros, como una oportunidad. Yo claramente lo veo como una gran oportunidad, pero no porque lo quiera, sino porque creo que los cambios y las revoluciones han venido para mejorar la vida de las personas y de los trabajadores. Los datos hablan por sí solos.
En 2015, en el Consejo de Ministros de Trabajo de la Unión Europea, hicimos un análisis pormenorizado de la situación de la Unión Europea: el Informe digital para Europa. Si tuviera que resumir en una sola frase la importancia de este estudio, diría que pronostica que, por cada dos empleos que perdamos de la economía real con la digitalización, obtendremos cinco en la economía digital. Y, ante esta conclusión, hay gente que se queda mirando los dos que se pierden, cuando lo que tenemos que hacer es mirar los cinco que van a llegar, y ello requiere anticiparse.
En los últimos diez años, el número de empleos muy técnicos en la Unión Europea han crecido el doble que el resto de la economía en general. La experiencia de esta última década nos indica que estos cinco nuevos empleos que tenemos que perseguir tendrán mucho que ver con el reto que ha expuesto antes a propósito de la educación: necesitamos tener a los trabajadores preparados para poder responder a este reto y ello implica formación.
Por cada dos empleos que perdamos de la economía real con la digitalización, obtendremos cinco en la economía digital
En general, en el mundo del trabajo, la formación ya no es hoy como en el siglo pasado, para un puesto de trabajo concreto. Si queremos ser una sociedad realmente competitiva, el desafío actual es formar a los trabajadores para que sean permanentemente empleables: ahí está la diferencia. Y uno de los grandes retos es, sin duda, formarles en competencias digitales y en competencias tecnológicas, porque son el presente, no el futuro. Y ahí hay que hacer grandes esfuerzos, porque en la España de hoy, con tasas de paro muy elevadas con respecto a nuestros socios comunitarios, todavía hay un 25 % de las vacantes del mercado de trabajo que no se cubren por su alto contenido tecnológico. Ahí está nuestra gran oportunidad.
Por tanto, formación permanente en capacidades digitales y en capacidades tecnológicas, con planes específicos para los trabajadores de mayor edad, pues desde el inicio de su actividad como trabajadores han vivido menos la competencia, los cambios y las transformaciones tecnológicas, y también para los jóvenes, que ya son nativos digitales y desde la escuela deben empezar a aprender esas competencias, para adaptarlos y reciclarlos a los nuevos perfiles exigidos, y así perfeccionar su formación. Los jóvenes, que son la población activa más castigada por el paro, son los que tienen mayores oportunidades en este mundo que se abre.
Y, por supuesto, de manera transversal, no nos podemos olvidar de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en todos sus ámbitos, porque a veces existe también una pequeña brecha digital entre ambos. Y eso tiene que ser también, para nosotros como sociedad, un elemento de trabajo a medio plazo.
En España todavía hay un 25 % de las vacantes del mercado de trabajo que no se cubren por su alto contenido tecnológico
Y, pensando en el futuro del empleo, a mí me gustaría decir que queremos que sea en positivo. Con motivo del centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2017 impulsamos en España una conferencia tripartita con la OIT, inaugurada por Su Majestad el Rey, en que las organizaciones sindicales, las sociedades empresariales, el Gobierno de España y numerosos expertos y representantes de las universidades y de la sociedad civil reflexionamos conjuntamente sobre este tema. Las conclusiones a que llegamos sobre el futuro del trabajo que queremos señalaban que este futuro pasa por poner a las personas en el centro de todas las políticas económicas y sociales, porque el gran activo estratégico que tiene hoy una empresa y que tenemos todos como país es el capital humano, son las personas.
Por tanto, proporcionar más empleo de calidad y cuidar, atraer y retener el talento forman parte también de nuestra competitividad a medio plazo. Y en nuestro proceso de transformación digital nos vamos a encontrar con nuevas realidades a las cuales tenemos que hacer frente, y no nos referimos solo a la formación permanente, sino también, por ejemplo, a cómo rediseñar las relaciones laborales. Antes hablábamos concretamente del teletrabajo pero, más en general, ahora la economía de plataformas nos está situando ante una nueva realidad.
El futuro del trabajo pasa por poner a las personas en el centro de todas las políticas económicas y sociales
¿El derecho laboral está dando una respuesta adecuada a esa nueva manera de emprender? ¿Los trabajadores de estas plataformas lo son por cuenta ajena o son autónomos? Mi propuesta es que rediseñemos las relaciones laborales y seamos creativos en esto también.
Pondré otro ejemplo. Nosotros somos, sin duda, una potencia turística en la Unión Europea. Pues bien: entre el trabajo temporal y el trabajo indefinido en España, entre un contrato temporal y un contrato indefinido, existe el fijo discontinuo. Así, en las Baleares, muchos trabajadores trabajan normalmente a lo largo de nueve meses al año, a alto rendimiento, y en los tres restantes no lo hacen, pero lo cierto es que trabajan en la misma empresa todos los años, porque tienen un contrato fijo discontinuo. Seamos creativos también en el ámbito de las plataformas digitales, porque sus trabajadores no son ni autónomos al 100 %, ni trabajadores por cuenta ajena en muchos casos. Y hay algunos elementos sobre los cuales podemos trabajar –como el denominado trade o autónomo dependiente, fundamentalmente de una empresa–, que nos ofrecen otras maneras de regular esas situaciones.
En definitiva, se trata de ser creativos para no perder ninguna oportunidad de emprendimiento, procurando, eso sí, que no sea a costa de los derechos de los trabajadores, porque para eso estamos en la Europa del siglo XXI, que es un espacio de libertad, competitividad y empleo, pero también el lugar del mundo donde está más garantizada la protección social, empezando por los derechos de los trabajadores, y no queremos renunciar a ser lo que somos.
Por tanto, ahí también pido imaginación. Sé que lo podemos hacer, porque ya lo hemos hecho en el pasado, y que tenemos que hacerlo con diálogo, fundamentalmente escuchando a los representantes de los trabajadores y de las empresas, y anteponiendo nuestra mejor versión.
El tratamiento de los datos es un factor de competitividad para las empresas, pero también para los países
En cuanto a la ciberseguridad, diría algo que he aprendido de José María: el tratamiento de los datos es un factor de competitividad para las empresas, pero también para los países. Pero la Europa del humanismo tiene que pensar también en la ética de los datos, y ahí tenemos que adoptar un papel más protagonista en el mundo. Y sé que desde Esade están trabajando en ese sentido.
Los temas de ciberseguridad preocupan mucho a las empresas; son un elemento de competitividad, pero también un elemento de confianza en el sistema y, en las nuevas formas de trabajo, eso va a estar muy presente. Las grandes empresas lo tienen más controlado, pero las pequeñas empresas y los autónomos necesitan de la Administración pública para avanzar en ese sentido. En resumen, quisiera consignar aquí que es importante trabajar en la ética digital porque, como ya concluimos en la conferencia de la OIT, hay que poner a las personas en el centro de las políticas económicas y de las políticas sociales, y quizá actualizar y revitalizar el contrato social.
José María Lassalle: Después de esta reflexión, poco tengo que preguntarle, porque ha dado las pinceladas necesarias para evidenciar que ha sido la mejor ministra de Empleo que ha tenido este país en toda su historia democrática. Ha demostrado que tiene un conocimiento extraordinario de todas estas materias y, sobre todo, que tiene una gran sensibilidad, no solo humanística y ética, sino fundamentalmente social. Y yo creo que este es uno de los elementos que caracterizan la reflexión que queremos desarrollar en el marco del Foro de Humanismo Tecnológico, así que vamos a contar con usted muy a menudo. Con toda seguridad, la invitaremos al seminario que organizaremos después del verano sobre las políticas públicas que deben acompañar al desarrollo del humanismo tecnológico en nuestro país y en Europa.
Solo me queda darle las gracias y, sobre todo, agradecerle el optimismo con que transmite siempre las cosas y la reflexión que plantea sobre un entorno que, para mucha gente, es ahora efectivamente un entorno de oportunidad, de progreso, de cambio, de reseteo personal y profesional, pero para otras muchas, es lamentablemente un escenario de incertidumbre, de desconfianza y de miedo. El análisis que hace es el análisis que queremos hacer desde Esade. Y, desde el Foro, deseamos transmitir optimismo y sentido de la responsabilidad.
Así que poco más tengo que añadir, salvo dare las gracias y dejarle la puerta abierta para que pueda estar aquí con nosotros siempre que quiera. Fátima, muchísimas gracias y espero que nos veamos muy pronto.
Fátima Báñez: Muchísimas gracias a usted por la generosidad de sus palabras. Pueden contar conmigo, porque a mí me encanta sumar y este proyecto de presente y de futuro es apasionante.
Y una última reflexión: José María, ya sabe que el futuro siempre es de los valientes y de los optimistas. Así que muchas gracias a Esade y sigan en esa línea, porque entre todos seguro que vamos a mejorar el presente y vamos a trabajar por un futuro de bienestar para todos.
José María Lassalle: Con estas palabras tan hermosas, ponemos fin a nuestra conversación. Muchísimas gracias, Fátima Báñez.

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